Tentacion

4.1K 162 29
                                    


Algunas veces, las cosas son demasiado deliciosas para dejarlas ir, entonces nos amarramos a ellas sin darnos cuenta.















Su lengua se paseaba rigurosamente por su pecho, bajaba con vivacidad y luego subía con su mirada picara cubriéndole las facciones, y así proseguía el martirio.
Naruto, podía permanecer así, todo el día, toda la eternidad; con la humedad de su lengua bailando por su cuerpo y esa posición exquisita que le daba una perfecta mirada a su trasero, la más alta cúspide de su piel blancuzca.
Sin duda, Hinata era hermosa, tanto que le dolía, lo consumía poco a poco, como si, por primera vez el amor tocara a su puerta. O por lo menos algo parecido ¿Adoración? ¿Cariño? ¿Querer? Pero, nunca amar.

Aunque el deseo le tocaba la entrepierna de una manera exasperante y los labios de ella corrían por su ingle, mientras la punta de la lengua recorría con gracia su muslo, aun así, con esa sonrisa cálida y sus palabras joviales. Aun así, no podía quererla.

Querer, era hacerlo débil. Nunca le habían enseñado a amar a alguien, y como decía. A perro viejo, no se le ensañan nuevos trucos.

Gimió al sentir de nuevo su lengua subir por su pecho hasta su cuello y suspiró. El aroma de ella, a flores, inundaba su ser como si bailase en el ambiente, y allí su respiración entrecortada, rellenada por la sensación de sus pezones acariciar suavemente su pecho.

- Naruto -susurró con su voz trémula- Naruto, Naruto -repetía allí en la suavidad de su oreja- Naruto ¿Estás bien?

Cuando sintió un codazo amistoso en su costilla, fue que despertó de su letargo. Hinata lo miraba interesada, mientras le daba otro jugoso lametazo al helado. ¡Oh, dios! Como quisiera que esa lengua estuviese en otra parte...-desechó el pensamiento- No podía creer cuan bajo caía, fantaseando solo por ver a una mujer comer un helado.

Se reclinó suavemente en el muro de la tienda y se dedicó a mirar la calle que se extendía lejana hasta el rascacielos de Ondai, no quería cruzar vista con Hinata, no por hoy, tenia una semana sin estar con ninguna mujer y tener la presencia de Hinata amotinándole hasta el fin de semana, le hacía doler todo el cuerpo.

- ¿Estás bien? -volvió a preguntar postrándose a su frente.

- ¿Me vez algo extraño? -preguntó con molestia.

Hinata alzó una ceja, Naruto últimamente había sido muy amable con ella, tanto que hasta creía reconciliada su relación de jefe a empleada, comían en restaurantes, reían de sucesos, criticaban la ineficiencia de Shikamaru, molestaban a Kiba y hasta Hinata acompañaba a Suiki al colegio. Se había compenetrado con la familia Namikase de una manera impresionante, solo le faltaba ser amiga de sus padres y se sentiría como una de ellos, disipó sus palabras. Eso nunca pasaría.

- No, solo algo pensativo-concordó esta dando una mordida a la croqueta del helado

-Sabes, creo que finalmente muestras tu lado de hermandad...

- ¿A que te refieres? -preguntó Naruto, cortando la idea de ella.

- No lo se, pienso que estas algo celoso por que tu hermana se casara. Además, no es que me incumba, ni nada por el estilo, Suiki es una grandiosa muchacha, con muchas ideas, una artista nata, he visto sus obras, su alfarería es impresionante, perfecta en todo sentido -Hinata miró a su helado derritiéndose- tiene toda una vida por delante ¿De verdad quiere casarse con Sasuke Uchiha, o solo es una felicidad efímera por ser la primera en su salón en casarse?

- La felicidad de mi hermana esta en manos de mis padre, no es la mías, Hinata -Naruto miró la tienda aledaña de bisutería- No me interesa si Suiki este o no enamorada del Uchiha, lo que importa es que no se embarcara en ideas extrañas, seguirá la tradición de la familia.

Éxtasis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora