Incurcionando

3K 158 15
                                    


"¿Tratar? ¿Ese es el punto de perseverar? No vencerse nunca más, seguir aunque todo se viene abajo, esa era la formula para salir victorioso"




- Entonces Hinata, ¿cómo te sientes hoy? –preguntó él mientras escribía algo en su libreta y miraba a la Hyuga.

- Hoy me siento decepcionada de mi misma –Hinata se sentía incomoda en aquel tieso diván, recostada con el cuello doliéndole en la dura tela, las mejillas sonrojadas y las piernas rígidas, la relajación había abandonado por completo su cuerpo.

Era un juguete de los nervios.

- Veamos –Shino entrelazó sus dedos mientras la miraba- ¿qué ha pasado Hinata?

- Mi jefe me odia ¿Podía ser esa la respuesta a todo los males? –informó la joven incorporándose mientras se acariciaba las sienes- ¡Es tan humillante! Hablo de que no puedas hacer nada bien, por que estas bajo el estrés de su mirada.

- ¿Te sientes nerviosa ante él? –indagó Shino mientras anotaba algo más en su libreta.

- Obviamente, es mi jefe. Sin él no hubiera incursionado en el mundo de la literatura, sin él soy una desempleada más –se rascó los pómulos mientras resoplaba cansada.

- ¡Claro! –Shino se sentó apoyando sus codos en sus rodillas- Vamos Hinata, hablemos de amigo a amigo, no de paciente a doctor –hizo un momento en silencio, en donde vio que Hinata se relajaba- Tu no eres una joven que se molesta por todo, siempre hay dos cosas que te hacen sentir cohibida...

- Vamos Shino, de nuevo me estas psicoanalizando –lo acusó la joven.

- Hinata, no interrumpas –le regaño- o el hombre debe ser demasiado autoritario, o te gusta...

- ¡Estas loco! –le chilló ella con el ceño fruncido- es el autentico perro, de esos hombres que van por allá y por acá como picaflores, hasta casanova mantenía mejor reputación que él.
Es un idiota, de esos que se dan aires de grandeza y piensan que todo lo tienen a sus pies, ¿cómo podría enamorarme de una persona tan desagradable como él?

- ¡Oh vamos, Hyuga! –Shino rió fríamente- Que son esas explicaciones atropelladas, hasta te has sonrojado.

- ¡Shino! –chilló de nuevo ya harta- Vine acá es para que comprendas mis suplicios, no para que psicoanalizases mis sentidos primitivos.

- ¿Te sientes atraída por él no? –concluyó sonriente- sexualmente...

Hinata se sonrojo hasta la coronilla, sentía que sus labios titubeaban y que sus mejillas ardían bajo las brazas de la vergüenza.

Sus manos temblaron y su ceño se frunció. ¡Sexualmente!, bueno debía admitir que su jefe estaba como él quería, era un "semental" (como les llama Tenten) que no se podía olvidar tan fácilmente, y si se había descubierto pensando en cosas no debidas, pero eso le pasaba a todas las mujeres, un simple fetiche de querer tener a su jefe en la cama, como los hombres le pasan con sus secretarias, una morbosidad escondida bajo toda esa manta de sensualidad ¿No?

- Es un simple fetiche Shino, toda mujer se siente atraída por su jefe –concluyó ahora más calmada.

- ¡Claro! –el rodeo los ojos divertido- sobre todo cuando todas tus compañeras de trabajo, hablan de lo bien que es en la cama ¿No?

- Yo no escuchó comentarios superficiales –se defendió.

- ¡Vamos Hinata! Te has dejado llevar por el prejuicio y el físico –sonrió- un buen polvo no te haría mal.

- ¡Shino! –le regañó- qué cosas dices...

- Vamos Hinata, estas más rígida que una barra de hierro, el sexo es un relajante.

Éxtasis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora