Tempestad

2.6K 152 56
                                    

" A veces, las cosas no pasan como pensamos, el destino juega un tablero que te llevara a consagrar tu vida, una cosa congenia con la otra, para que crezcamos y escojamos el camino correcto"






Hinata posó suavemente la bolsa de hielo en su pie y con los colores en el rostro encaró a Ino, que aun estaba riéndose.

"Pero que descarada es mi amiga"

Hinata rodeo los ojos molesta mientras seguía pensando:

"Uno nunca puedo hablar seriamente con Ino"

- No te rías, Ino –le reprochó.

- ¿Qué no me ría? –Ino carcajeó con más ganas- Por Dios, Hinata, a ti solo te pasan ese tipo de cosas: Te acuestas con un Dios del sexo, ¡Hacen el amor!, te le declaras sin darte cuenta, luego huyes como loca llevándote un jarrón chino de la dinastía Shin, y finalmente, te doblas el pie ¡Solo a ti!

- ¡Ino! –Los colores se le fueron a la cara- Si lo dices de esa manera, me haces sentir que hice el ridículo.

- ¡Lo hiciste! –conformó a decir mientras tomaba algunas palomitas.

- Pues, gracias –susurró sarcástica Hinata mientras movía la bolsa de hielo al dedo herido.

- Y... –Ino la miró- ¿Él no te respondió?

- ¿Qué me iba a decir, Ino? –Hinata miró a su alrededor- ¿Qué me amaba? ¡Ahora eres tú la ridícula!

- ¡Por Dios!, Hinata –Ino negó- No me entiendes, Naruto es alguien que no teme a lo que dice, se pudo haber mofado de ti de la manera más cruel del mundo, sin importarle el más mínimo comino lo que tu pensaras, pero... no dijo nada, es decir, después de todo él si te tiene cariño, porque le duele herir tus sentimientos.

- No creo que el señor Namikaze sea un hombre sin sentimientos –lo defendió- Solo es una analfabeta sentimental.

- Eres cruel, Hinata –burló Ino- ¿Y ahora, qué harás?

- ¡Que haré! –Hinata se hundió en el cojín- Quedarme acá hasta que él me despida por no ir a trabajar, y luego, buscare empleo lejos de Tokio, sabes, en un lugar en donde no me reconozcan como la putita del Namikaze.

- Siempre te dejas vencer, Hinata –Ino suspiró- Enfréntalo, no importa si le dijiste lo que sentías, demuéstrale que lo quieres pero eso no te afecta. ¡Fin!

- Te has vuelto loca ¿Sabes de quién hablo? –Hinata se puso pálida-Es Naruto Namikaze, se burlara de mí hasta que me muera.

- Veamos, pero me dijiste que... hicieron el amor –murmuró interesada.

- Bueno, me pareció –ella suspiró sonrojada- reíamos, y reíamos y todo era tan amoroso, suave, casi cariñoso, pero sin dejar la pasión ¿Sabes?

- ¿Bien? –la rubia se encogió- ¿Qué es lo que quieres? Ya te respondieron con eso Hinata, el está enamorado. Un hombre que no esté perdidamente enamorado o sea muy amable trataría a una mujer así en la cama, como si fuese su princesa.

- Ino, ¿Te estás escuchando? –Cambió de posición la bolsa de hielo- Ya te dije de quién hablábamos ¿No?

- Entonces morirás sin saber si te amaba o no –Ino se levantó molesta- ¿Quieres algo? ¿Té o café?

- Un café me iría bien, esta en la despensa –Hinata se incorporó lentamente- No puedo creer que me haya extasiado tanto como para perder mi moral, y dejar que él...

- ¿Qué lo quieras es perder la moral? –Ino la miró con ceja enarcada- Vamos Hinata, tengo que decir algo más ¿Eh? Te has enamorado, no puedes evitarlo. Tienes ojo únicamente para los patanes.

Éxtasis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora