Cariño

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Las  relaciones no se empiezan con amor, porque este existe luego de un tiempo prolongado. Todo comienza con cariño y se termina en amor.








Había leído una vez que el amor no era como en las novelas y los cuentos:

El amor real nunca llegaba una noche fría, ni un día domingo por la playa. El amor significaba pasar distintas etapas del querer para poder llevarlo a la máxima expresión: la palabra "Te amo" y todo lo que conllevaba dichos sentimientos.

Primero se presentaba el cariño, luego el querer, el deseo, la adoración y finalmente el amor. Nada venía de repente, ni caía del cielo como si hubiera sido formado para uno, las cosas se preparaban poco a poco y la atracción formaba parte de un punto especial en la relación.

Hablando de eso, ella nunca había sido querida por un hombre.

Hinata se sentía fracasada de amor; consumida por su propia locura del "hombre perfecto", encontrar un príncipe azul y luego terminaba enamorándose del villano de la película. Ya estaba harta de aquel circo vicioso, aunque no sabía si era del todo sincera.

Encontraría otro empleo, pagaría la renta de otro apartamento y se olvidaría de la familia Namikaze.

Después de todo, ella también poseía dignidad.

Pero una cosa muy distinta era hablar, planearse en su mente una vida distinta a la que llevaba; y otra muy distinta era cumplirla, saber por dónde empezar. Lo último siempre era lo que más le costaba a Hinata:

Empezar de cero.

Se sentía tan sola que le paso por la mente ir a la casa de su padre como una niña vencida, horrorizada del mundo real, esas que se habían encantado de un cuento de hadas y fueron derrotadas por la cruel realidad.

Luego se percató que cometería otro error. Su padre tenía fulanas esperanzas de que ella los sacaría de la mísera pobreza. Hinata no sería la que le sacaría esas ideas de la mente, después de todo había surtido cierto cambio en su actitud: Hiashi la había llamado tres veces por día, mucho más de lo que había hecho por año.

No arrancaría las ilusas esperanzas de un viejo que ya no podía más entregar cartas.

Así que una de sus tantas salvaciones era Ino, su mejor amiga. Pero eso también era privar a Ino de su nuevo hobby, su prospera vida sexual con su nuevo novio Sai.

La Hyuga no sería partidaria de estar como lamparita ante tales escenas.

Luego de caminar en círculos, recordando cada palabra que él había dicho, la manera en que la había mirado; decidió simplemente regresar a casa de Naruto, tomar todas sus cosas e irse… a quien sabe dónde.

En ese instante no estaba para ordenar su vida, quería únicamente que las cosas pasaran rapido.







Naruto salió tarde de la oficina. No encontró ningún mensaje de voz de Suiki o Garajuku, mucho menos de Hinata.

Bien. Las cosas no habían pasado exactamente como él las había planeado.

Naruto se estaba dando un tiempo para evaluar todas las posibilidades: Hinata era una persona muy especial para él, no lo podía negar, ella lo había hecho cambiar, pero aunque sucedieran los milagros, él ya no podía amar, eso lo aseguraba, no sabía cómo hacerlo, siempre terminaba huyendo.

Verla sufrir como hoy le hacía doler el pecho hasta la asfixia. Se sentía el ser más miserable del mundo; era como si sus manos estuvieran impregnadas de sus esperanzas e inocencia, ella se había enamorado de un monstruo; ni siquiera podía hacer el intento de amarla, aunque le doliera perderla.

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