La forma más eficiente para sanar heridas es la compañía, la soledad solo agrandas las lágrimas y el desprecio la sensación de culpa.Él pasó la mano por su cabello suavemente, en una caricia que se prolongo hasta el inicio de la espalda.
Hinata suspiró devastada, mientras miraba la estancia sin mucho interés, aún estaba cavilando.
La mano de Naruto se fue a su cuello, uno de sus dedos paso lentamente delineándolo y luego la mano se hundió en sus cabellos, tratando de reconfortarla.
Nunca pensó que él, Naruto Namikaze, terminaría dándole consuelos a una secretaria.
Pero a fin de cuentas era Hinata.
Y la pobre estaba temblando de pánico.
Hacía dos días que se la pasaba tirada en el sofá de su casa, sin comer, sin ganas de vivir.
Y eso le preocupaba a Naruto sin aunar a Ino que estaba como loca y le gritaba, una Suiki que lloraba como magdalena por toda la casa.
El único que la reconfortaba y no se lamentaba de su estado era él.
Naruto era fuerte y Hinata le agradecía eternamente que su compañía fuera así de silenciosa, sin reproches o palabras de consuelo, solo su mano acariciando la cabeza y sus hombros, tratando de decirle que estaba allí.
Ino no podía dormir, estaba segura de que Hinata estaba en el borde de un ataque de depresión.
Sugirió que se mudara con ella y Sai su nuevo novio pero eso solo estropearía su relación.Suiki había decidido con todas las ansias de su persona y la terquedad de su apellido que viviría con Hinata hasta nuevo aviso, o una posible mejoría.
Cosa que no le agradaba a nadie, por la corta edad que tenia la pequeña y la inmadurez de sus actos.
La única propuesta que Hinata aceptó fue la de Naruto.
No solo porque sonaba más reconfortable, el apartamento de Naruto tenía unos 300 metros cuadrados, podría vivir en ese lugar sin toparse, además a fin y al cabo el Namikaze era medico, su palabra era como la Biblia.
Nadie replicó la decisión de Hinata, más bien Ino estuvo encantada y ni hablar de Suiki que casi brinca de la felicidad.
Pero Hinata seguía así, como una muerte viviente.
Naruto suspiró y se levantó lentamente del sofá.
- No es tu culpa Hinata, no te eches el mundo a tus espaldas –murmuró él mientras acariciaba uno de los pies desnudos de ella- Es inútil, las cosas pasan así. El destino lo decidió así.
- Si la hubiera visitado antes, ella no se hubiera suicidado –replicó la joven compungida.
- Nadie sabe, lo que pudo pasar... porque no paso –negó.
- Lo sé –Hinata se incorporó y arregló sus cabellos negros tras sus orejas- Ella era la única de mi familia que debía vivir, ¿Sabes? Ella si quería vivir, es una lástima. ¡Por que todos los que no servimos vivimos! ¡Ah! –Hinata cerró los puños de la impotencia- Hanabi no hace nada, Papá no hizo nada en su vida ¡Yo tampoco!
Naruto posó su mano en los labios de ella y la miró molesto.
- Nunca... escúchame ¡Nunca! –Le gritó- desees estar muerte ¡Me entiendes! Eres especial y si no lo ves estas ciega, como una persona como tú que nunca se ha dejado derrumbar que es valiente, que es fuerte. Puede ahora echarse a morir cuando la situación es la más difícil, debes luchar Hinata ¡No echarte a morir!
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Éxtasis
FanfictionNaruto un típico mujeriego rompe corazones que tiene a cualquier mujer a su alcance, Hinata una bella joven que al conocerlo piensa en no caer en su juego pero ¿será capaz?