4-Sentimientos

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Lena se despertó un par de horas después y leyó la nota de Kara, en la que le decía que pasaría a comprar varias cosas después de salir de Catco y que no tardaría.

Se levantó, sonriendo. Fue a lavarse y se puso algo cómodo. Después, calentó un poco del café que le había dejado preparado Kara y cogió un par de bollos para desayunar. Empezó a pensar en los días que llevaba allí, con Kara.

No podía quejarse, Kara la trataba casi como a una reina. Se rió por pensar algo así. Pero la verdad es que esos días en casa de Kara le estaban sentando de maravilla. Estaba acostumbrada a quedarse sola, en una casa vacía, cada vez que volvía de L-Corp o de Catco, o de algún viaje.
Esos días en casa de Kara, teniendo alguien con quien hablar, con quien reirse o simplemente, ver una película en silencio, le gustaba.

Le gustaba cuando pillaba a Kara mirándola fijamente y esta se sonrojaba al ver que Lena la había pillado... otra vez. Cómo se ponía nerviosa cuando le pedía que la ayudase a cambiarse. o a lavarse el pelo.

También le gustaba que Kara le preparase el desayuno cada mañana. Pero lo que más le gustaba era cuando, por la noche, se despertaba y miraba dormir a Kara. Le parecía lo más hermoso que había visto nunca. Podía quedarse un buen rato mirándola, fijándose en que Kara intentaba mantenerse alejada, quizás para no golpearla sin querer y hacerle daño en el brazo . A Lena le gustaba acercarse más a ella hasta que Kara, de forma inconsciente, acababa abrazándola y Lena volvía a quedarse dormida, pensando cómo Kara podía dormir con las gafas puestas tan tranquila.

Después de desayunar, miró a su alrededor. Vaya... Kara era encantadora, pero era un desastre. No es que tuviese la casa como un basurero, pero algunas cosas no tenían ningún orden. Como Kara tardaría y Lena se aburría, decidió ordenar un poco las cosas.
Lavó la ropa del cesto de ropa sucia, pasó la aspiradora, hizo la cama como pudo... La cama de Kara era enorme y no era fácil hacerla con una sola mano, la verdad.

Cuando terminó de ordenar, no mucho, tampoco quería que Kara se ofendiera, ojeó los libros de las estanterías. Sonrió al ver que Kara tenía 50 sombras de Grey y varias novelas de literatura erótica. La verdad, no esperaba eso. También vio una buena colección de Megan Maxwell, entre otros títulos. También algo de fantasía....  Eso le hizo acordarse del libro que le regaló Kara titulado "Nada que tú no quieras". Fue a buscarlo y se sentó en el sofá, empezando a leerlo.


Cuando Kara llegó a casa, Lena ya iba por la mitad del libro.

-Kara: Hola.... - dijo sonriendo.

-Lena: Hola... ¿Qué tal el día?

-Kara: Bien, lo normal. No te preocuppes, Gina lo tiene todo bajo control. Sé que no pudiste entrevistarla, pero dadas las circunstancias, necesitábamos a alguien en el puesto lo antes posible, así que, le pedí que por ahora, se ocupara de todo. Espero que no te importe.

-Lena: Si crees que está preparada y confías en ella... Me fío de ti, Kara.

-Kara: Bien... Veo que has estado entretenida... - señaló el libro.

-Lena: Sí, es bastante... interesante. Creo que te gustaría. Puedo dejártelo cuando acabe.

-Kara: Claro... - miró a su alrededor - ¿Has limpiado...?

-Lena: Me aburría, y recogí algunas cosas, espero que no te importe.

-Kara: ¡Pero eres la invitada, tú no tienes que limpiar, Lena! - Kara la miró, poniendo cara de enfado, aunque no le salío muy bien.

Un amor de otro planetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora