57-El mejor regalo

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Los días fueron pasando, lentamente, hasta convertirse en dos semanas.

Dos semanas en las que Kara seguía sin saber quién era ella, ni quienes eran las personas que la rodeaban. Dos semanas en las que Kara despertaba cada noche empapada en sudor, gritando. Lena conectaba la luz roja cada noche,cuando Kara se dormía, para evitar que Kara usara sin querer sus poderes y se hiciera daño. Pero sabía que debía apagarla antes de que se despertara. Por alguna razón, esa luz le daba muchísimo miedo a Kara.

Lena la abrazaba y dejaba que Kara se apoyase en su pecho. Eso calmaba a Kara, como le ocurría a ella cuando estaba asustada y el sonido del corazón de Kara lograba tranquilizarla. Parecía que era algo más que compartían.

En esas dos semanas, Kara se había ido acostumbrando a la presencia de toda esa gente a su alrededor. Nadie había querido volver a su casa, no con Kara así. No querían que estuviese sola en ningún momento, así que se iban turnando para hablar con ella, contarle cosas que habían ocurrido, pero ella no recordaba...

Nia, Mel, Alex y Sarah sólo pasaban por sus apartamentos para coger ropa limpia o algo que necesitaran. Como había habitaciones de sobra, a Lena no le importó que se quedasen allí. Y tener su compañía era agradable. No sabría cómo habría afrontado la situación si hubiese tenido que quedarse sola con Kara.


Esa mañana, Lena estaba dando el pecho a Katie, sentada en la cama. Notó que no estaba sola, que alguien la miraba. Pero siguió a lo suyo, en silencio.

Kara la observaba, apoyada en la puerta y cruzada de brazos.  No sabía la razón, pero le gustaba mirar a Lena. Le gustaba verla dormir, verla alimentar a su hija... Lena no sonreía mucho pero, cuando lo hacía, Kara sentía que lo iluminaba todo a su alrededor. Le gustaba verla sonreír, pero más aún, verla reír. Cuando vio que Lena la miraba, apartó la vista de ella.

-Kara: Perdón... - dijo - Yo no quería.... Lo siento - dijo a punto de irse.

-Lena: No, no te vayas, tranquila... No es nada que no hayas visto antes...

Kara volvió a mirarla, algo sonrojada. Se decidió a dar unos pasos hacia Lena y acarició con cuidado la cabecita de Katie, que la sonreía.

-Kara: ¿Puedo...? - preguntó, señalando a la pequeña.

-Lena: ¿Quieres cogerla...? - dijo, emocionada con la petición de Kara. No entendía cómo algo tan simple, podría hacer a alguien tan feliz -Claro... A ver... - dijo, colocándola con cuidado en los brazos de Kara. Cuando Katie notó el cambió, empezó a reirse, sin dejar de mirar a Kara - ¿Ves? Le gusta estar contigo.

Kara sonrió, mirando a Lena. Había algo familiar en ella. Algo que Kara quería recordar, pero no había manera. 

Lena la besó despacio en los labios, acariciando la mejilla de Kara.

-Lena: Poco a poco, cariño... Poco a poco.

Unos minutos después, Katie empezó a llorar y Kara se la devolvió a Lena, preocupada.

-Kara: No sé si la asusté, o le hice daño, o....- dijo, nerviosa.

-Lena: Tranquila.... Sólo necesita que la cambien. - dijo cogiéndola.


En ese tiempo, Kara ya toleraba que además de Alex y Lena, el resto de la gente de la casa la abrazase, la tocase... Empezaba a sentirse cómoda con ellas. Ellas.. Eso era curioso, aparte del pequeño Kieran, no había ni un sólo hombre más en esa casa.


Pasó otro mes. Kara seguía sin recordar, pero iba mejorando. Las pesadillas ya no eran tan constantes. En parte, porque solía dormirse sobre el pecho de Lena. Al principio, le incomodaba su cercanía, el dormir juntas... Buscaba alejarse de ella tanto como podía. Pero en las últimas semanas, se fue acercando cada vez más, hasta descubrir que ya sería incapaz de dormir sin ella al lado.

Un amor de otro planetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora