Cap. 3

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Luego de haber sido ayudada a arreglarse por su dama de compañia, la hermosa Hyuga vestía un bello vestido blanco, de mangas largas vaporozas pero señido a su figura, una cintura estrecha, un vientre plano y un busto turgente y bien formado... Sus piernas largas y blancas como la nieve, con unas caderas proporcionales a sus hombros y gluteos firmes derivados del arduo entrenamiento en artes marciales que su clan le imponía desde niña. Una mujer rebosante de hermosura y elegancia. Se permitió vagar por aquellos largos pasillos tapizados de cuadros de generaciones y generaciones de Sabaku no, hasta que observo aquella habitación recondita de nuevo, aun que su familia penalizaba cualquier acción impulsiva o imprudente, aquella pequeña joven no pudo consigo misma he ingreso a la habitación.

Amplia, tapizada de libros, pinturas diversas, y armas... Si... Armas blancas de todos los tipos, colores y tamaños, una inmensa colección de dagas, navajas, espadas, katanas y hasta alguna que otra hacha y hoz de diversos diseños... Pero hubo un articulo en especial que capturó su atención, aquella fotografía tan bien conservada en la que pudo vislumbrarse de niña, en Sunagakure... Junto a un hermoso niño de cabellos blancos y ojos azules profundos. Sin duda no era Naruto-kun, sin duda no era el pelirojo hermoso y poderoso de aquel cuadro... ¿Quién era?

Todo pensamiento y cavilaciones fue interrumpida, cuando aquella mano grande, delgada pero fuerte le tomo del hombro y volteo bruscamente. Aquella mirada gelida le estaba traspasando dolorosamente...

-Creo que la curiosidad podría matar al gatito... ¿No lo considera así?- y así ante Hinata, se encontraba un joven mucho más alto que ella, de cabellera roja como la sangre y ojos aquamarin que le perforaban el alma.

-Gomenasai... Yo... Simplemente sentí mucha curiosidad por esta habitación, no era mi... Mi intención ofenderle- Hinata no paraba de temblar ante el imponente tacto de aquel hermoso hombre, sus ojos ensombrecidos por aquellas profundas ojeras, y sus manos que parecian talladas por los Dioeses, aquellos rasgos perfectos... Por Kami! En que estaba pensando.

Entonces lo impensable sucedio, aquel extraño tan hermoso como el más tentador de los demonios, unió sus labios con los propios, y Hinata sintió esa calida boca envolviendole, reclamandole... Fue demasiado para la pequeña joven, que cayo desmayada de inmediato en aquellos fuertes brazos...

-Creo que me excedi pequeña Uzagui- le susurro con gentileza mientras le cargaba hasta su habitación, le dejo tendida en su cama... Y con sus manos en las sienes de la hermosa joven, concentro energía y volvio difusos los recuerdos de aquel "primer encuentro".

-En un rato vendre por ti Hinata-san, he iremos a hacer tus quehaceres... Por ahora descansa- le decía Gaara con dulzura mientras acariciaba su niveo rostro y salia de la habitación con su gelida expresión habitual.

Continuara....

Preciada Memoria... (GaaHina) TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora