15| Baynard

131 9 2
                                    

Kendall y Lydia han pasado mas tiempo en mi casa que en la suya me han traído chocolate y hemos visto películas toda la semana, en la sala de cine. Si, en la mansión descubrí que hay una sala de cine aunque técnicamente es como un sitio secreto que debía ser utilizado como sala de cine.

Nick me ha escrito. Y llamado. Muchas veces, pero le he colgado todas. Primero en la noria me dice que no es un fuckboy y luego de pronto besa a Carly Clayton. Me siento literalmente estafada. Y puede que no tuviésemos nada pero igualmente me dolió.

Carly subió un post a instagram, dándole un beso a Nick, en la mejilla. Agh la odio.

Es la reencarnación de la señorita Umbridge, una arpía, manipuladora y con color rosa, en este caso en su cabello. Pero igualmente, yo no encuentro diferencias en mi comparación.

Y también odio a Nick, ¿por qué? Ni siquiera sé, en verdad no sé porque los odio a los dos. A lo mejor se gustan, mucho y yo solo soy la carga, la tapadera o algo de eso.

—Odio mi vida—me tiro en el cama de golpe

Mi mente está en blanco. Y lo primero que aparece es el anillo de mi abuela. ¿Quién es Simon V? ¿Un amor pasajero? ¿Un amigo?

A este paso nunca lo sabré, solo averigüe los nombres de algunas personas de las fotos, pero ningún apellido que me coincida con la inicial "V"

¿Y si logro saber donde hicieron el anillo? Posiblemente lo haya encargado mi abuela o Simon. Si fuera encargado por Simon supongo que sabrían los apellidos.

En este pueblo debe haber gente viva que haya conocido a gente de esas fotos. Necesito mas información. En las cartas no hay nada mas que cursiladas y secretos, ningún apellido o...

—¡Como soy tan gilipollas!—salto de mi cama en busca de las cartas

Las cartas deben tener la dirección para ser enviadas.

Pero no encuentro nada. Son solo sobres blancos, miro el anillo mientras pienso.

Vale, si hay anillo habrá una caja ¿no?

Busco debajo del tablero a ver si he cogido todo o tengo yo razón y hay una caja con el nombre de la joyería.

Noto que algo toca mis dedos. Bingo.

Cojo la caja y le quito el polvo y las telarañas para conseguir leer el nombre.

"Joyería Baynard"

Busco en mi móvil la dirección y la pego en google maps.

Como diría Phineas

"Ferb ya se que haremos hoy"

Me pongo los zapatos, cojo las fotos más el anillo con la caja y le digo a mamá que iré a casa de Kendall, que volveré dentro de un buen rato.

Google maps me lleva hasta una casa, enfrente de la plaza, con jardineras llenas de flores, blanca y adorablemente pequeña.

Toco la puerta nerviosa.

En verdad tengo miedo de no encontrar respuestas.

Un señor alto con gafas super graduadas y ojos azules me abre la puerta.

—Hola ¿Qué se te ofrece linda?—me sonríe

—Verá, encontré esta caja que dice ser de la joyería Baynard, entre unas fotos de mi abuela—miento—Diana Farley, busque la joyería en internet y esta dirección fue la que me salió

El señor parece asombrado

—Así que eres tu—hace una pausa—Pasa, te hablaré sobre el anillo si quieres

Frunzo el ceño

—¿Cómo sabe que?

—Un joyero nunca olvida ninguna pieza que fabrica—me sonríe

Yo le devuelvo otra sonrisa y entro en su casa después que él.

—Clara, tenemos visita—dice el señor caminando un poco encorvado

Una señora un poco mas joven de pelo gris por los años y de estatura media entra en lo que supongo que será la sala de estar

—Oh, hola querida, no sabía que esperábamos visita—mira a su marido

—Lo siento vine de imprevisto, si quieren vuelvo en otro momento—los miro a los dos

—Oh no tranquila, siéntate—me dice el señor—Cariño está es la nieta de Diana Farley

¿Cómo sabe que soy su nieta?

—Tu abuela cada vez que la veíamos nos hablaba de ti—me responde como si hubiera leído mi mente

—Siento mucho lo de tu abuela—me dice la señora

—En algún momento tendría que acabar el ciclo de la vida y a ella le toco a los 78–bajo mi cabeza

—Por donde empiezo—dice el señor cambiando de tema—Soy Charles Baynard, antes era joyero, ahora estoy jubilado—hace un pausa para pensar que decir—Mi esposa tu abuela y yo éramos muy amigos, junto con Jolene Peters y su marido. Prácticamente éramos un grupo enorme ¿Me dijiste que encontraste unas fotos?

Asiento y se las entrego.

El las observa y pasa hasta pararse en una en la que aparece un grupo gigante de personas.

—Ese día se había casado uno de nuestro grupo, al lado de tu abuela está Jolene y al otro lado yo y Carla

Recuerdo lo que escribió mi abuela detrás de la foto. Boda de Diego 1959

—El anillo me lo encargó Simon Valentine

—¿Valentine?—frunzo el ceño

—Si, era prácticamente mi mejor amigo, estaba loco por tu abuela

—¿Qué os paso? ¿Y como que loco por mi abuela? Mi abuela en la mayoría de esas fotos ya estaba con mi abuelo

—A mí y a Simon, no paso nada, él se fue del país y yo me quede, nunca más volvimos a vernos—dice triste—Y respecto a lo de tu abuela, si cierto, estaba con tu abuelo, pero antes de eso Simon y Diana estaban enamorados, recuerdo que una vez tuvieron una discusión muy fuerte la cual terminó con esa especie de romance, Diana conoció a tu abuelo y se enamoraron. Simon nunca logró superar a tu abuela, se casó con otra mujer si, pero por que ella tenía dinero y él lo necesitaba. Ese anillo sino me equivoco me lo encargó como un regalo para Diana, creo que fue antes de que acabaran con su relación. Pero no recuerdo bien.

—Wow, ósea, mi abuela estuvo con Simon, él le regalo el anillo, cortaron, conoció a mi abuelo, se casaron, Simon también se casó y se fue del país.

—Exacto—asiente Charles devolviéndome las fotos y el anillo

—¿Sabe donde vivía?—pregunto.

—Creo que vivía al lado del actual ayuntamiento

Asiento analizando toda la información.

—Está bien, muchas gracias por la hospitalidad y por la información y las aclaraciones, no sabe cuanto me han servido—me pongo de pie.

—Gracias a ti por haber aparecido y sobre todo por las fotos, hacia tiempo que no pensaba en aquellos años jóvenes—mira a su esposa

—Que tengan una linda tarde—digo despidiéndome

—Igualmente querida vuelve cuando quieras si tienes mas curiosidad—dice Clara cerrándome la puerta

Analizo toda la información de camino a casa. Estoy tan centrada en mi mente que al llegar no me doy cuenta que Regina me siguió hasta mi habitación.

—¿Qué decías?—pregunto

—Nada, da igual, ya lo hago yo—dice desesperada

Me tiro a la cama exhausta y situando los acontecimientos que me ha contado Charles en una especie de línea del tiempo mental, pero con fechas aún por descubrir.

—Abuela como desearía que estuvieras aquí para poder hablarme sobre todo esto.

Cuenta ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora