Lo que el fútbol unió (Marco Asensio)

67

Estoy en la habitación con Olga y mientras ella duerme plácidamente yo no paro de darle vueltas a su tema, ella aunque se haga la fuerte la mayoría del tiempo se que sigue dolida y algo me dice que montar todo esto para que el otro se fije de una manera no tóxica en ella no puede ser nada bueno para ella.

Se nota que ninguna de las dos se lo pensó mucho y ahora ya no había nada que hacer, ella estaba decidida y mañana mismo entrenabamos con los del atleti.

Frustrada porque mis pensamientos no me dejan dormir decido salir para tomar un poco de agua.

- Tu tampoco puedes dormir - me dice Marco entrando a la cocina asustandome mientras bebía agua.

- No - contesto sentando en la encimera.

- ¿Por? - me pregunta.

- No se - miento ya que no soy yo la que debe hablar de esto con el, creo que en todo caso esto le corresponde a Olga - ¿Y tu?

- Me preocupa Olga - me contesta, vaya parece que al final vamos a terminar hablando de ella.

- Es normal - contesto sincera - pero ella sabe lo que hace - contesto sincera, aunque también sintiéndome mal por haber sido yo la que le incitase a hacer eso sin saber si eso sería de ayuda.

- También es por Odriozola - añade - ¿te puedes creer que después de todo lo que le ha hecho me dice que está enamorado?

- Wow ¿enserio te ha dicho eso? - pregunto sorprendida.

- Si - me contesta - y lo peor de todo es que creo que no mentía.

- Pues maravilloso entonces - contesto con una sonrisa - Olga también está enamorada de el.

- No lo es, es una puta mierda - me contesta -  Olga se merece a alguien que la valore desde el primer día.

- Eso lo merecemos todas - contesto - y sin embargo aquí estoy, contigo, a pesar de todo.

- No puedes comparar - me dice serio - yo no me aproveche de ti.

- Marco callate no puedes comparar sin saber - le pido - nadie te ha contado nada, es imposible que sepas lo que ha pasado entre Olga y Odri - digo - y me da igual que seas su hermano y que la conozcas mucho, porque es la verdad.

- Hay cosas que son evidentes - me contesta.

- Pues no - contesto.

- Pues si - vuelve a decir - como por ejemplo es evidente que te amo - me dice haciéndome sonrojar.

- ¿Y que tiene esto que ver con ellos? - pregunto intentando mantener la compostura.

- Nada, pero no tiene sentido que nos peleemos por ellos - me contesta.

- Pues no la verdad - contesto de acuerdo - Pero Marco, no seas tan insistente con Olga, algún día llegará y te lo contará todo, pero no la presiones más.

- Vale pequeña, voy a darle un respiro - me contesto - pero solo a ella, al otro lo voy a estar vigilando.

- No tienen remedio - digo negando con la cabeza.

- Igual me amas - me dice con una sonrisa de prepotencia.

- Pues no la verdad - digo bromeando.

- ¿Como que no? - me pregunta acercándose a mi.

- Pues eso, que no - digo siguiéndole el juego - ¿y tu a mi? - le pregunto.

- Pues yo la verdad es que si - me contesta con una sonrisa - te amo con todo mi corazón - y sin decir más me planta un beso.

- Bueno yo también un poquito - digo, antes de que me vuelva a besar.

- ¿Y ahora? - me pregunta.

- Otro poquito más - digo y me vuelve a besar.

- ¿Y ahora? - vuelve a besar.

- Vale Marco Asensio, lo admito yo también te amo con todo mi corazón - digo al fin lo que el pesado quería oír a pesar de ya saber la respuesta.

- Eso suena mejor - me dice con una sonrisa y cargandome.

- ¿A donde me llevas? - pregunto algo incómoda porque no acostumbro a ser llevada como un saco de patatas.

- A ver una peli - me contesta - ¿te apetece no?

- Si claro, pero también me apetece andar - contesto.

- Cualquier chica querría que su pareja le llevará cargandola a donde sea menos tu - me contesta dejándome en el suelo.

- Eso es porque estoy seguro de que a ella de las tratan delicadamente y no como a un saco de patatas pochas - conteste.

- Lo tendré en cuenta la próxima vez - me contesta divertido. 

Nos sentamos en el sofá y aunque la película que elegimos parece ser interesante me quedo dormida en el pecho de Marco a los pocos minutos.