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Maximo

Tu madre se tomó el tiempo de acercarse a mí y darme un sermón para luego finalizar diciéndome “creo que deberías dejar de venir todos los días y descansar.”

Así que adivina qué.

Tu madre es una persona muy cabeza dura y hasta no lograr lo que quería no se detuvo: logró convencerme y aquí estoy, enviándote mensajes desde mi cómoda cama.

Debo admitir que por más rica que sea la comida de la cafetería del hospital, extrañaba los platos de mamá.

También debo admitir que estar más tiempo en mi casa y rodeado de mi familia me hizo bien. De cierto modo me brindaron mucho apoyo y se los agradezco, porque ya comenzaba a bajar los brazos respecto a tu estado.

Pero sabes cómo es mamá, ya se ha encargado de esperanzarme en cuanto a tí y realmente espero que no se equivoque, ya que ella cuando dice algo es porque así lo es. Sabes lo intuitiva que puede llegar a ser.

Recuerdo que me dijo: “Algo en el fondo de mi corazón me dice que pronto Jack estará aquí molestándote y tú estarás enfadado por sus continuas bromas pero feliz de volver a escucharlas.” Y espero que sea así, porque esta vez prometo no enojarme demasiado con tus estúpidos comentarios.

Pero tampoco te aproveches, que cuando todo vuelva a la normalidad y caiga en cuenta que estás aquí devuelta, voy a odiarte y devolverte cada broma que me hagas.

Aunque ahora las eche de menos.

Hey, Max! [VAC#2] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora