Empieza la fama

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NARRA KEYSHA

Salímos del lugar, estaba muy cansada y no se de que.

-¿Vamos a ir ahora a el internado?-preguntó Sammy. Que pregunta mas tonta, era obvio que lo haríamos.

-Nooooooooo-dije sarcásticamente.

-Pues, puede ser que se les ocurra ir a otro lugar-dijo Sammy. De un momento a otro sentí que me taparon la boca, no podía ser, no nos podían raptar de nuevo. Me desesperé y trate de quitar sus manos de encima mío.

-Tranquila, soy yo-dijo el descarado de Johan. El estúpido me había dado un susto muy fuerte.

-¡Idiota! por poco te pateo las pelotas-dije riéndome.

-Que tal si damos un paseo es muy temprano para ir al internado-dijo Johan con ojos de suplica. Me partía el alma pero no, no podía tener nada con el, lo nuestro simplemente no podía ser, aunque me duela pero no.

-Ummm, no creo que se pueda-dije tratando de sacarmelo de encima.

-¿Porque? Antes todo lo que te decía me contestabas sí. ¿Que te pasa?-preguntó, no sabía como contestarle me sentía muy nerviosa.

-¿Es que no entiendes? Lo mío y lo tuyo no puede ser-dije.

-¿Porque? Es por mi hermana. ¿Cierto? Pues para que sepas no me importa mi hermana, no me interesa que no me quiera contigo, porque ella no me hará cambiar de parecer. Yo te quiero, enrealidad te quiero-decía con sus ojos cristalinos. Era tan hermoso, sus ojos grandes con su cabello tan negro. El me encantaba, tenía unas ganas de besarlo increible. Pero no, no podía hacer nada con el, lo de nosotros es imposible. Salí de los pensamientos y me fuí corriendo. ¿Donde estarán las chicas? ¿Estarán en casa o estarán con sus amiguitos? Sentía un frío increible, me temblaban los labios, mis manos estában heladas. Después de un rato de frío llegué. Las chicas estában conversando en la sala tomando una taza de café, me entró un deseo de tomar una.

-Oye ¿Queda chocolate caliente?-pregunté con timidez.

-Tu eres muy glotona. ¿Lo sabías?-dijo Yenaida con su cara de descarada. Me dieron unas ganas increible de partirle la cara, si no fuera porque estába helada Yenaida ahora no estuviese sentada.

-¿Porque no te evitas los idiotas comentarios tuyos?-pregunté enfurecida.

-Era broma....¿No sabes bromear?-preguntó.

-¡Cállate ya! Me tienes...-

-Keysha, en la cocina está el chocolate-dijo Sammy sin dejarme terminar, siempre me interrumpía para no seguir discutiendo con Yenaida.

-Gracias-dije, salí hacia la cocina y ahí estaba Johan con una rosa. ¿En serio? No podía ser mas cursi.

-Te estaba esperando-dijo con su carita hermosa que no me dejaba pensar.

-Es mejor que te vallas no quiero problemas-dije. No quería que se fuera pero las cosas eran mejores así.

-Tu no me dejas ni hablar, dame una oportunidad, no te vas a arrepentir, se que suena tonto pero puedo hacerte reír todos los días. Puedo llevarte a comer helado y puedo hacer que me ames como yo te amo-dijo con sus ojos brillosos. Me dijo esas palabras y no sabía como reaccionar, me sentía con la mente helada, no me salía nada. Respiré y traté de actuar normal.

-¿Eso crees?-

-Yo voy a mí-

-Okay, lo vamos a intentar pero no quiero que tu hermana se entere-dije, no sabía que había hecho, al final de cuentas había dicho que sí. No lo podía creer. Johan me abrazó muy fuerte. Sentía su perfume, ese perfume que me enamoraba, esos brazos que me conquistaban. Okay, no quiero pensar algo tan poético, pero en realidad me encantaba esa sensación.

El diario de las tres chicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora