Adiós a la fama

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NARRA SAMANTHA

Sentí un grito, salté de la cama y lo que sucedió fue caerme otra vez.

-Deja de ser tan gritona, me tienes loca con tus gritos y por tu culpa me caí-dije enojada. Me dolía muchísimo el brazo. Tenía una venda, pero hoy voy a tener que ir a un hospital a que me den algo para el brazo. Siempre que hacemos fiestas una sale herida. Ésta vez fui yo y no puedo ni explicar el dolor tan grande que tengo.

-¡Coco viene!-gritó Keysha.

Mi corazón comenzó a latir fuerte, era cierto Coco venía y afuera todo estaba desorganizado. Este cuarto parecía de locos, tenía el armario en el suelo y toda la ropa afuera. Nuestro diario estaba tirado en el piso y las cortinas del baño tiradas al suelo. No me acuerdo de tres carambas.

-¿Te acuerdas de algo?-pregunté.

-De nada-contestó Keysha. -Bueno levanta a todas, nos van a ayudar a limpiar toditas-dije. Nadie se hiba a quedar de linda durmiendo mientras nosotras recogíamos. Todas disfrutamos de la fiesta pues a todas nos toca recoger. Comenzamos a levantar a todas incluso a las barbies. Ellas tan vagas que son se levantan gruñiendo. Quisiera que me dijeran algo.

Llamamos primero a los constructores para que desarmaran la tarima. Ya no habían inflables ni ningún tipo de maquina. Ya se las habían llevado. Comenzamos a recoger toda la basura que había, los invitados creo que habían pensado que era un vertedero porque el piso estaba repleto de basura.

-¡Que asco, chorros de cerdos!-dijo Keysha. Yo seguía callada estaba tan ocupada en eso de recoger que no quería ni hablar. Mi brazo no paraba de doler.

-¡Ay, por Dios, que cosa más asquerosa!-grita Coral.

-¿Qué te pasa?-pregunta Yenaida.

-No puede ser, agarré un preservativo. Creo que voy a llorar-dijo. Comenzamos a reír. Qué bueno que le haya pasado para que deje sus cosas de nena fashion.

Por fin terminamos de limpiar, falta nuestra habitación, pero primero vamos a desayunar en un cafetería. Siempre a mí me encanta desayunar afuera, es que es tan delicioso. Todo te lo sirven lindo, sabe espectacular y son muy amables, bueno algunos.

Ya estábamos sentadas en el lugar, todas menos las barbies. Hacía un frío asqueroso, mis piernasbse hiban a congelar y no estamos en navidades para que haga tanto frío.

Sentí mi celular vibrar.

-Son los viejos, ¿lo cojo?-pregunté preocupada. En realidad me da muchas náuseas. Que no se den cuenta de la fiesta.

-Saca tu babilla y cogelo-dijo Keysha. Cojí la llamada muy nerviosa.

-Umm, ¿hola?-dije en el celular.

-Quiero qué vengan a donde mí a las dos de la tarde. Sean muy puntuales-dijo el viejo y colgó. Esto me da muy mala espina.

-No puede ser, me dijeron muy serio que nos veían a las dos, no más tarde y colgó-dije preocupada sacudiendo las manos.

-Dejas las manos quietas que me desesperas a mí-dijo Keysha. Desayunamos sin tocar de nuevo el tema. Pero veía a Keysha con estrés, se le notaba. A Yenaida la veía normal, aveces me daban ganas de decirle algo, pero prefiero no pelear.

Después de terminar Popy y Loly se fueron y nosotras nos fuímos para ver los viejos.

-No creo que nos hayan cogido, a lo mejor es para decirnos de una presentación que tenemos que hacer-dijo Yenaida.

-Vamos a ver, yo estoy super nerviosa-dije. Llegamos al lugar y entramos, los viejos estaban sentados y serios. Eso me revolvía el estómago.

-Tomen asiento-nos dicen. Nosotras sólo les hicimos caso.

El diario de las tres chicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora