Capítulo 3

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El grito que Ashley pego cuando sintió aquella mano sobre su hombro fue aterrador. Al voltearse no había nadie detrás de ella.

Intento salir corriendo por la puerta principal pero fue inútil, estaba cerrada.

Las luces parpadeaban con más fuerza y  fue entonces cuando los grandes ventanales de la biblioteca se abrieron de par en par dejando entrar un fuerte viento destructor.

Los papeles revoloteaban por todo el lugar, las plantas y demás objetos pesados como los libros caían al suelo causando grandes estruendos.

No habían más salidas. Estaba atrapada.

Intento esconderse debajo de las mesas pero sentía las pisadas de alguien sobre la misma y la necesidad de huir se hicieron presentes. Salió inmediatamente de debajo de la mesa, sin mirar atrás y se escondió detrás de una estantería.

El corazón le martilleaba fuerte el pecho, se podía ver a simple vista.

¿Qué estaba sucediendo? ¿Quién intentaba asustarla? ¿Por qué se lo hacían?

Fue entonces cuando los libros de la estantería de enfrente comenzaron a salir disparados en su dirección, golpeándola. Ashley se protegía el rostro con sus manos, acurrucándose aun más contra la estantería. Aquellos libros sí que dolían.

Cuando finalmente estos dejaron de golpearla, aparto sus brazos del rostro y pudo ver como los libros se habían acomodado de tal forma que formaban una sola palabra.

DESPIERTA

Sintió pánico. ¿Despertar? ¿De dónde? Ella ya estaba despierta. Y fue en ese preciso momento que sintió como su propio cuerpo le daba una descarga eléctrica, quitándole el aire de sus pulmones. Al abrir los ojos, se sentó derecha en su silla de un salto y pudo ver el rostro preocupado de Dean a su lado.

— ¡Dean! —dijo saltando a sus brazos.

— ¿Estás bien? —le pegunto abrazándola.

— ¡Fue lo peor! ¡La peor pesadilla de mi vida! —se separo de él.

— Creo que te haría bien irte a tu casa. Te ves un tanto pálida.

Ella simplemente asintió y comenzó a recoger todas sus cosas. Dean hizo lo mismo y luego la acompaño a la salida de la biblioteca. Se notaba un tanto alterada. Le preocupaba el estado de su amiga.

— Ahora ve a tu casa, toma una ducha caliente y acuéstate a dormir, ¿Quieres?

— Sí, creo que será lo mejor.

Dean abrió la puerta y fue en ese instante en que se escucho como alguien se quejó, haciendo eco sobre un golpe hueco.  Ashley se apresuro a salir y vio como a alguien se le iban a caer unos libros que llevaba. Se apresuro a ayudarlo y al hacerlo, sintió como una chispa eléctrica le recorrió todo su cuerpo hasta llegar a su cerebro.

Imágenes. Imágenes claras y concisas comenzaron a pasar ante sus ojos.

Dos niños, mejores amigos compartían absolutamente todo. Él ocho, ella siete.

La niña volvía de comprar chocolatada, el niño le gritó mientras cruzaba la calle, ella se volteo y fue entonces cuando el desastre sucedió. Un auto atropello a aquel joven, dejando su rostro lleno de moretones y rasguños.

El nombre Logan resonó en su mente. Aquel niño se llamaba Logan. Aquella niña era ella y había perdido a su mejor amigo a los 7 años después de regresar de un campamento.

E L Y S I U MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora