EPÍLOGO

1.9K 200 51
                                    

Dos semanas exactas habían transcurrido desde que logramos escapar de Elysium. Muchas cosas desde ese momento han sucedido… Y todas son buenas.

Cuando llegamos a la casa de gobierno poco faltó para que nos apuntaran con todo el armamento que tenían por miedo a que fuéramos terroristas o algo parecido.

El hecho es que era un poco raro ver llegar a cuatro jóvenes de aspecto sudoroso, sucio y cansado a un lugar como ese. Pero la verdad es que Sean tiene una forma tan especial de hablar que de inmediato nos derivaron con la oficina del Presidente… Y sí, hablo del Presidente, no del alcalde. El mismísimo Presidente de la nación nos atendió.

Me gustaría poder expresar con palabras el rostro de los gobernadores cuando vieron toda la información que habíamos recaudado. Poco menos que la mandíbula se les separa del cráneo. Quedaron estupefactos y boquiabiertos cuando le mostramos nuestros chips para que corroboraran que toda nuestra historia era real.

Tal vez Sean no tuviese un chip en la nuca pero el tener el mismo apellido que su padre fue suficiente como para que comenzaran a creer que nuestra historia era cierta. Y ni querrán saber lo que dijeron cuando vieron por sus propios ojos las instalaciones. Fue una experiencia asombrosa ver como liberaban a todas esas personas prisioneras del trance.

Lo siguiente que sucedió en la lista fue inyectarnos a todos la cura contra la amnesia, por así decirlo. En menos de cinco minutos recordé absolutamente toda mi vida antes de entrar a Elysium. Agradezco enormemente que hayan borrado mis recuerdos de cuando llegué a ese maldito lugar porque odiaría recordar el miedo que tuve que haber pasado.

El simple hecho de mirar a Logan y recordar nuestra vida de pequeños era algo sumamente maravilloso. Tenía todas mis memorias sobre él y eso era algo que no podía comprarse. Lo recordaba tal y como era y eso me hacía sentir tan feliz. Éramos tan felices antes que ahora seremos igual de felices juntos.

Cuando a todos nos quitaron los chips del cuello sentí que estaba oficialmente libre de las garra de Elysium. Ya no me sentía más atada a nada. Lo único malo sería la pequeña cicatriz que nos quedaría por el resto de nuestras vidas (a menos que conociéramos a un buen cirujano plástico o nos dieran acceso a los sprays), pero no me importa. Aunque esa marca me recuerde lo que sucedió en aquel lugar sé que también me recordará hasta el último esfuerzo que hicimos para salir de allí y salvar la vida de todas aquellas personas.

Cuando la camioneta negra estaciono al frente de mi casa no pude evitar recordar el día en el que aquellos dos hombres habían venido a mi casa.

Recuerdo haber estado en mi habitación, observando como aquellas personas hablaban con mis padres y luego bajaba corriendo las escaleras para que estos me dijeran que me iría de campamento.

Era increíble lo tonta e ingenua que era en ese entonces, pero bueno, no era mi culpa. En ese entonces yo no tenía conocimiento sobre la existencia de Elysium, nadie la tenía, así que no puedo culpar a nadie.

De camino a casa estuve leyendo una copia de mi expediente y es increíble por las tantas personalidades que he pasado. Son tantos nombres que apenas puedo recordar un cuarto de ellos. Tantas vidas, tantas desgracias por las que tuve que soportar para que esos malditos pudiesen encontrar una cura.

Ahora lo único que me mantenía para seguir adelante era que estaría viviendo mi verdadera vida a partir de este momento. Yo decidiría que hacer y nadie podría hacerlo por mí. Sería yo quien tomara mis propias decisiones y, si por alguna razón me tocaba sufrir o ser feliz, estaría consciente de que fue obra mía y de nadie más.

Cuando vi a mis padres salir corriendo por la puerta delantera sentí como un hormigueo me recorría todo el cuerpo. Pase catorce años lejos de ellos. Catorce años en los que no supe absolutamente nada de ellos y ellos no supieron nada de mí.

E L Y S I U MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora