Capítulo 13 - Parte II

1K 106 9
                                    

April sintió como el corazón se le detenía. Sus oídos no podían haber escuchado lo que escucharon, tenían que estar de broma.  Sean tenía fiebre alta, de seguro decía esos disparates por su culpa… ¿O no?

— Sean… ¿Sean eres consciente de lo que me estás diciendo?

— Su… Su compañía estaba yendo a la quiebra. Vivía estresado y angustiado con ataques de ira. El doctor le dijo que si seguía así moriría al cumplir los treinta… Así que un día se le ocurrió la idea de Elysium… vivir sin preocupaciones. Que la angustia, la tristeza y el estrés fuesen nulos. Y junto con otro grupo de personas comenzaron a desarrollar el proyecto hasta que se convirtió en lo que es ahora.

El cerebro de April trabajaba a toda máquina para procesar las cosas y, además de eso, una información que hasta el momento no la había pensado.

— ¿Tu padre fue el hombre que vimos en el computador? Ese al que le demostraste tanto odio.

Sean simplemente se limitó a asentir.

— ¿Pero qué sucedió después?

— Mi padre se encargaba de dirigir las… las curas. Era algo delicado ya que hasta el momento no podían hacer que el triple seis viviese más de seis años. Si algo andaba mal, éste moriría y Elysium debería de detenerse hasta que alguien más viniera.

— ¿Y tú? ¿Por qué te odiaba tanto?

— Estorbaba… Era pequeño y me aburría en casa.

April pudo notar como su voz se quebraba al final de la frase. Parecía como si estuviese a punto de llorar.

— A mi madre no le gustaba que pasara mucho tiempo fuera de la casa… así que la mayoría del tiempo estaba en ella, pero a mi padre eso no le gustaba.  Decía que no podía concentrarse… Y a menudo me golpeaba para que dejara de molestar.

April estaba al borde del llanto. No podía siquiera imaginarse que a ella le ocurriese algo similar. Que tu padre te golpee por ser un niño e intentar divertirse mientras que tu madre no puede hacer nada porque si lo hace terminará con un moretón en la cara.

— Jamás entre a su estudio —una lágrima recorrió su mejilla—… Yo intentaba portarme bien… en verdad lo hacía…

Fue entonces cuando April sintió que algo malo andaba con él. Se estaba quebrando, y ella no permitiría que eso sucediera. Lo tomo por los hombros y lo subió aun más arriba, hasta que su cabeza quedo sobre su pecho. Lo abrazo lo más fuerte que pudo y pego su mejilla contra su frente.

— Era bueno… Era bueno… —repetía entre sollozos— Pero papá nunca me creyó.

— Está bien, Sean… Está bien… — cerro sus ojos, y sintió como una lagrima se derramaba por su mejilla.

Se mantuvieron abrazados por unos largos minutos hasta que April sintió como Sean se iba tranquilizando. Ya no se sentía más esa respiración ahogada por las lágrimas. Ya no sentía como su alma se iba desgarrando lentamente. Aun así le parecía sentir como si estuviese consolado a un niño pequeño. Sean se había acurrucado más de lo debido en su pecho, como si buscase la protección de una madre. Se veía bastante indefenso y desolado. Él solo buscaba amor y alguien que lo protegiera.

— Dijo que era un chico malo… —su voz rompió el silencio del cuarto—Y que por eso debía de castigarme.

— ¿Qué fue lo que hizo? —hablo preocupada.

— Dijo que sería el nuevo triple seis.

Sus ojos  se abrieron como platos. ¡Era su hijo! Sean era su hijo y el muy maldito lo quería poner como el proyecto 666. ¿Qué clase de padre era? Nadie haría eso con alguien de su propia sangre… A menos que sea un ogro sin corazón.

E L Y S I U MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora