{15 de Septiembre. Lunes}
Eran ya las 7:10 de la mañana cuando un molesto Jack entró en la habitación de un chiquillo dormilón, un chico difícil de levantar como es comprensible en cualquier adolescente el primer día de instituto.
- William, se te está haciendo tarde - Él sin embargo seguía adormilado y sin intenciones de moverse de su tan cómoda "esposa" o como él la llamaba. Desde siempre una de las pasiones de Will había sido dormir, lo que lo hacía un hombre de mal despertar.
- Cinco minutos más papi - Jack comenzaba a perder la paciencia, hacía ya 10 minutos que debería estar abajo desayunando, sin embargo, él seguía cómodamente en la cama. No se lo tuvo que pensar dos veces antes de usar su arma secreta.
- ¿Qué es lo que te he dicho? - Ahí está, el arma poderosa que utilizaba este padre de familia para disciplinar a su hijo, su voz, pero no una voz cualquiera, esa voz que transmitía respeto y pavor, que era capaz de intimidar al mismísimo diablo y que por supuesto intimidó al menor.
Se levantó de un salto como si aquellas palabras se hubieran llevado todo su sueño de golpe, besó la frente de papi y le dedicó una sonrisa lastimera pidiéndole perdón. Él sabía que era difícil de despertar, así que siempre le agradecía a Jack que lo ayudara con ese pequeño problema. El mayor renegado salió de su habitación y por otra parte, el menor, se dio una ducha rápida, tardando no más de 20 minutos en bajar, ya preparado, para desayunar.
Un olor demasiado agradable inundó el interior de sus fosas nasales dejándolo en un pequeño trance agradable, la comida de papá, Damian era el mejor cocinero que este conocía, y se alegraba de que ese, fuera su padre. Unos pancakes con una pinta deliciosa orbitaban en las esferas color caramelo de William, haciéndolo casi babear.
Antes de sentarse en la mesa le proporcionó un tierno beso en la frente a su dulce hermanita pequeña, Sophie, la cual apenas tenía 7 años. El adolescente se sentó en la mesa y comenzó a devorar literalmente su desayuno hecho por manos angelicales.
- Come más despacio o te atragantarás lobito - Ese era el apodo cariñoso con el que siempre lo llamaba papá sin saber muy bien el motivo de este. Los apodos eran algo que en esta familia eran imprescindibles por ejemplo: Jack es papi o gatito, Damian es papá o Rey, Sophie es niñita o princesa y por último mis apodos son lobito o príncipe.
El pelinegro terminaba de desayunar cuando el timbre de su casa sonó, dándole a entender que sus queridas chicas habían llegado, tres de ellas eran sus primas y la otra su amiga de la infancia, pero al ser él adoptado las trataba a todas como mejores amigas. Al contrario de lo que sus padres pensaban él no se ha vuelto un chico afeminado ni mucho menos, al revés, se podría considerar de los populares.
- Príncipe, que tengas un buen día - Padre e hijo se abrazaron y el último tomó su mochila en dirección a la salida, no sin antes prometerle a su preciosa y querida rubita que la recogería del colegio nada más saliese, puesto que ella salía del colegio media hora después de su entreno. William abrió la puerta y se fue con su escuadrón femenino al instituto.
Su escuadrón era formado por cuatro chicas hermosas de personalidades opuestas, pero que por cosas de la vida son inseparables. Lilly es la cariñosa y apegada, sin embargo Amelie es tímida y reservada, al contrario que Evelyn la cual es extrovertida y enérgica, y por último la que los pone a todos en su sitio cuando se pasan de la raya, Olivia, una chica responsable y seria, pero eso no la hace ser menos divertida, cuando quiere ella es muy juguetona y espontánea.
Fueron charlando alegremente todo el camino al instituto, eran un grupo al que le gustaba llamar la atención de todo el mundo, divertido y escandaloso, así es como se definen ellos y por lo que más destacan los 5 juntos.
Nada más llegar al instituto el escuadrón se dispersó y fue cada unos a su aire, William fue con sus amigos del equipo. Este al ser un chico enérgico (cuando no está en la cama) el deporte es una cosa que le gusta mucho, y de hecho juega rugby en el prestigioso equipo del instituto. Con la pandilla de William ya reunida, siendo cinco en total, se dirigieron al aula donde tendría lugar su primera clase, la aburrida clase de biología.
- Que sepáis que hoy tenemos entrenamiento - Todos se quejaron de manera divertida haciendo reír a William, el cual por andar tan despistado empujó a alguien sin querer provocando que este se cayera, pero logrando un poco antes del desastre agarrarlo del brazo.
- ¡Auch! - Gimió de dolor el chico al notar un fuerte brazo sobre su reciente cardenal agarrándolo con fuerza, él sin pensarlo jaló de su brazo para liberarse y entró corriendo a clase, él sabía que después de haberlo ayudado era bastante grosero no agradecerle, pero a ese frío rubio no le importaba.
Por otro lado William se quedó sorprendido al ver su reacción, nunca antes había visto a ese chico pero algo le decía que no era nuevo, simplemente pasaba tan desapercibido que no se fijó en él hasta ese momento. El pelinegro desconcertado se sentó con sus amigos a la llegada de "huevo" el profesor de biología, apodado así por su gran calva y su obesidad, que le hacía tener la silueta de un huevo.
- Ya habéis empezado el curso y aquí no nos andaremos con chiquitas - Advirtió nada más sentarse en su abollada silla y reposar los pies encima de la mesa - Vais a hacer un trabajo en parejas que consistirá en hacer una maqueta a escala de los aparatos reproductores de ambos géneros, se entregará en 2 meses y contará la mitad de la nota final, más os vale hacerlo bien holgazanes - Y así sin más dejó la conversación para enfocar su atención en su tan amado bocadillo de jamón, que mal me cae este profesor.
En nuestro grupo de amigos éramos cinco, por lo que uno debería buscarse otra pareja ajena al grupo, por alguna extraña razón tenía ganas de trabajar con ese extraño sujeto que había conocido antes, así que el de ojos caramelo se ofreció a ponerse con otra persona, y sin más dilación se fue acercando a ese pequeño chico de pelos desordenados.
- No me toques - "¿A este que le pasa?" Pensó Will al recibir esa reacción ante su mano, la cual había puesto segundos antes sobre su delgado hombro. Él, renegado, la apartó e intentó seguir sonriendo pese a que este ser le tratara más frío que un cubito de hielo.
- Soy William Gallagher, ¿quieres ponerte conmigo? - Un rotundo "NO" salió de su boca haciendo crecer una mueca incómoda en la cara del más alto, respiró profundo y se rió un poco - ¿Estás bromeando? - Para los ojos de William este chico era un poco arrogante, ni siquiera lo estaba mirando a los ojos inclusive cuando él estaba intentado hablar con él - ¿Sabes decir algo que no sea "no"? - Preguntó con tono de falsa pena, algo cansado del comportamiento exasperante de ese chico tan curioso, pero la palabra rendirse no entra en el vocabulario de William.
- Eres molesto - El chico de pelo rubio como un campo de trigo se levantó de su lugar y miró por primera vez a Will a los ojos, dejándolo anonadado con tan finas expresiones, una lindura digna de un chica, unos ojos azules como el extenso cielo y unos labios deseables con una línea recta sobre ellos - ¿Qué quieres, que haga el trabajo yo solo? - El más alto se entristeció de solo pensar que la gente se ponía con él por sus miserables intereses.
- Solo quiero trabajar contigo - Su sonrisa dejó desorientado al de ojos fríos, no estaba acostumbrado a sonrisa sinceras, ni siquiera a las sonrisas, pero esa era demasiado cálida para su alma fría y áspera, tanto que lo puso nervioso.
- En tu casa - Sus mejillas se había tornado de un ligero tono carmesí y su corazón palpitaba, estas son cosas nuevas que a él no le entusiasma conocer. Sin embargo él no lo dejó huir y agarró de nuevo su brazo para frenarlo, la mirada del más bajo se clavó como una daga en la del otro, de verdad ODIA que lo toquen sin permiso.
- Perdón - Y el pelinegro apartó corriendo el brazo del de su compañero - Solo quería saber tu nombre - Al pequeño le entraron ganas de reír, ser frío no era suficiente para el chico, sino que le gustaba ser cruel y quisquilloso, cosa que aprendió de su progenitor. Sin darse la vuelta giró un poco el cuello y lo miró de reojo.
- Descúbrelo tú mismo - Y sin más preámbulos se fue, dejando a un intrigado William deseoso de conocer más sobre ese extraño chico de ojos rozando la transparencia.

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Dean (+18 - Gay)
Lãng mạnUna vez que descubres qué es estar acompañado por muy solo que hayas estado toda tu vida ya nada volverá a ser como antes. Lo necesitas a tu lado, te sientes lleno, así se sentía Dean cuando vio por primera vez al moreno. Segunda parte de "Te odio y...