Prólogo

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Era una noche fresca en la cuál, a la luz de las velas, se respiraba una ambiente de lo más romántico. En aquella terraza de aquel famoso restaurante, la pareja cenaba celebrando ni más ni menos que su aniversario.

- Hace mucho tiempo que no tenía una cena así cariño - Dijo el rubio con la copa de vino en la mano.

Ambos, con sus elegantes trajes, disfrutaban de poder pasar una noche solo para ellos, sin tener que preocuparse del resto del mundo.

- Cierto, ya lo echaba de menos - Comentó el otro acariciando el dorso de su mano con el pulgar.

Brindaron por ellos, con resplandecientes sonrisas y un poco de alcohol en sangre, no podían sentirse más felices.

- Oye, ¿qué te parece si esta noche...ya sabes, nos vamos a un hotel? - Preguntó Will con tono sugerente.

- No me podría gustar más la idea - Aceptó el otro con una sonrisa pícara.

- Pues vamos enton - Comenzó a decir, pero se vio interrumpido por una llamada de teléfono - ¿Quién es? 

- Tu padre, espera - Descolgó el teléfono y se lo puso una oreja - Sí, ¿qué? ¡Ya vamos para allá! - Colgó con prisas y comenzó a recoger todas sus cosas.

- ¿Qué ocurre? - Preguntó el otro alarmado.

- Lucas tiene la varicela - Exclamó con preocupación.

- Pero hace un rato estaba bien, deja que mi padre se encargue y vámonos - Intentó convencerle.

- William - Su mirada amenazante lo decía todo.

El moreno, sumiso, agachó las orejitas y lo siguió hasta el coche. Conduciendo con cuidado llegaron hasta su casa, cuando el coche se detuvo Dean corrió hasta el interior de la casa y subió hacia el cuarto de los niños.

El pequeño Lucas estaba tumbado en la cama con pintitas rojas en toda la cara, rodeado por sus dos hermanas mayores.

- Cielo, ¿cómo te encuentras? Preguntó claramente preocupado.

- Cansado - Dijo el niño, éste lo miró con ternura.

William llegó detrás y se arrodilló a su lado para atenderlo. A sus espaldas, se escucharon dos casi inperceptibles risas, Dean abrió los ojos en desmesura. Apuntó con la linterna del móvil a la cara de su hijo y paso su dedo sobre las marcas rojas, para descubrir que no era más que maquillaje.

Él, furioso, se levantó del suelo y el aire en la habitación cambió de repente. Se giró lentamente y miró con ojos afilados a las chicas mayores, buscando a la culpable de todo esto.

- ¿De quién ha sido la idea? - A las niñas se le erizó la piel.

- ¡Fue Vicky! - Exclamó una de ellas.

- ¡No, fue Anna! - La contradijo la otra.

Al adulto se le acababa la poca paciencia que le quedaba, aun así, se acercó a las niña que estaban discutiendo y se arrodilló para quedar a su altura, ellas se callaron y le miraron temerosas.

- ¿Créeis que está bonito interrumpir la noche especial de papá? - Ambas negaron con la cabeza - Eso pensaba, le vais a limpiar la cara a Lucas y os vais a ir a la cama, ¿me habéis entendido? - Ellas asintieron y con prisas corrieron hacia el baño con su hermanito de la mano.

William, que había estado mirando toda la escena se acercó hacia su pareja y le abrazó por la espalda, no pudo retener la risa.

- Te lo dije - Dijo besando su mejilla. 

- Cállate - Respondió el más bajo intentando zafarse de sus brazos, el otro se negó.

- Creo que teníamos algo pendiente - Susurró en su oído, él se estremeció.

- Pero los niños... 

- Al cuerno con los niños, hoy es nuestra noche mi amor - El otro acabó rindiéndose.

Juntos, fueron de la mano a su habitación, dónde sabían que pasarían otra noche más en los brazos del otro.

                                                                                            FIN

Dean (+18 - Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora