[24 de Diciembre, Jueves]
Cogió una pequeña silla que había en la habitación y se sentó a su lado, a la altura de su cabeza. Con la mano de nuevo temblorosa la acercó a su mejilla, un tanto más áspera de lo habitual, pero aún seguía pareciendo tan delicada como hace unas pocas semanas. Le acariciaba el pelo, haciendo pequeñas ondulaciones con los dedos, le gustaba hacerlo antes de dormir.
Luego le acarició los labios, secos y un poco agrietados, de un color rosa pálido, aún así se veían apetecibles, ese deseo de besarlos y no parar nunca. Su mano continuó por su cuello, acariciando su piel con suavidad, por su pecho, que se elevaba y descendía con lentitud, y luego acabó en su mano, delgada de dedos largos y finos.
Cogió su mano entre las suyas y se la llevó a la boca para presionar sus labios suavemente en la suya, para transmitirle ese deseo de que volvieran a abrazarse de nuevo, a susrrase cosas que le hicieran sonrojar y a ver esa sonrisa tímida que lo hacía volver loco.
- Te echo de menos - Susurró cerca de su oído.
Le sorprendió entonces notar cómo el pitido aumentaba de velocidad, dejaba de ser tan pausado para volverse más enérgico, más nervioso. Sus ojos se humedecieron sin permiso, ¿cómo se le podía acerlerar tanto el corazón por cuatro simples palabras?
- Ya veo que tú también me echabas de menos - Dijo sonriendo con una amplitud considerable mientras dejaba caer cristalinas lágrimas sobre su bella durmiente - Vendré pronto a verte, espérame hasta entontes.
Apartó con la mano el pelo de su frente y le dio un tierno beso, un beso de despedida y una promesa. Vaciló un poco ante la idea de besar sus labios, estaba tentado a hacerlo pero no sabía si estaba bien o no, acabó ceciendo ante la necesidad de esa calidez que sentía cada vez que sus labios se unían.
Era raro besar a alguien que estaba durmiendo, como si no te correspondieran un beso, aún así se sintió como si estuviera renovado, como si puediera con todos los obtáculos, estaba decidido a salir de la habitación y ser de ayuda para su padre, quién ahora también debía de estar pasándolo mal.
- Te quiero Dean - Le volvió a susurrar antes de abandonar la habitación.
El camino a casa fue silencioso, pero esta vez era un silencio cómodo, apetecible, ellas sabían que había conseguido ayudar a su querido primo y que ahora le tenían que dejar tiempo para pensar. De hecho, el moreno estaba imaginando la conversación que tendría con su padre, conversación que tendría nada más llegar a casa.
Los cuatro se despidieron en el umbral de la puerta con un amistoso abrazo.
- Gracias por todo.
Tras la marcha de las chicas él subió las escaleras y llamó a la puerta del dormitorio donde iba de pequeño cuando tenía pesadillas, donde se sentía cobijado entre los cuerpos de las personas que más amaba en el mundo, no podían dejar que todo el estrés acabara con esos bonitos recuerdos.
Su padre le abrió la puerta con los ojos entrecerrados, como si hubiera estado durmiendo y se acabara de despertar, tenía los ojos rojos e hinchados además del pelo revuelto, ¿así se veía él hace un par de días?
William lo cogió de la mano, cerró la puerta tras de sí y ambos se sentaron en el borde de la cama, uno frente al otro, el otro lo miraba confuso.
- ¿Qué ha ocurrido con papá? - Preguntó decidido.
Damian bajó la mirada y comenzó a mirar a un punto en concreto de la habitación, nervioso, no le apetecía mucho hablar de ese tema.
- Sólo una pequeña discusión, nada importante - Mintió, pensando que su hijo seguía siendo un niño pequeño.
Sin decir nada más abrazó a su padre, si no quería decirle nada estaba bien, al menos que no se sintiera solo. Le estaba dando la oportunidad de desahogarse sobre su hombro como él había hecho horas antes, de eso se trata la familia.
- Sé que las cosas ahora están muy tensas, y que papi no es un candidato al nobel de la paz - bromeó con la intención de sacarle algun sonrisa - Pero pienso que deberías dejar de intentar encargarte de todo, yo también estoy aquí - se separó un poco para mirarlo a los ojos.
Ambos juntaron sus frentes en un gesto cariñoso, cómplice. Ese sentimiento de confianza y conexión se fortaleció como nunca antes lo había hecho, nunca se les había presentado la oportunidad de hacerlo.
- ¿Me ayudas a terminar de envolver los regalos? Mañana es Navidad - Pidió el mayor con una tenue sonrisa.
- Claro, cuenta con ello - respondió.
William fue a buscar la cinta adhesiva mientras el otro cogía el papel de regalo de distintas caricaturas. Cuando estuvieron listos, comenzaron a envolver los distintos juguetes para los niños y algunas otras cosas, al final pasaron un buen rato entre risas y bromas.
Esa noche, desde hacía ya mucho tiempo, durmieron todos juntos. Faltaba Jack, pero ahí estaba el pequeño James para compensar un poco. Estaban un tanto apretados, y de vez en cuando se daban patadas o codazos, pero esa cálidad sensación de unidad lo merecía, eso era lo que necesitaban ahora.
[25 de Diciembre, Viernes]
Temprano, como todos los años, Sophie, este año acompañada con su nuevo amiguito, se despertaron cerca de las siete de la mañana, comenzando a dar botes en la cama.
- ¡Despertad! ¡Los regalos! - Gritaban entre risas mientras los otros maldecían.
- Es muy temprano, dormid un poco más - Rogaba Damian con su habitual voz mañanera.
- ¡Papá! - La niña se tumbó encima suya y empezó a revolverse.
- ¡Shopie Gallagher Matthews, ahora verás! - Exclamó.
El hombre se incorporó y contraatacócon un terrible ataque de cosquillas que hacían saltar las lagrimas de la risa a la pequeña, a esto se unió James y, para sorpresa del resto, Will. Tras unos minutos de casi no poder respirar, hubo unos segundos en el que sólo se escucharon respiraciones agitadas.
- Venga, ¡vamos a ver si Papá Noel trajo algún regalo!
Los niños recobraron al instante su energía habitual y corrieron escaleras abajo como si les fuese la vida en ello. Padre e hijo se quedaron mirándose por un momento.
- Feliz Navidad William - Dijo con una sonrisa.
- Feliz Navidad papá - Le respondió de igual modo.
![](https://img.wattpad.com/cover/173879312-288-k838936.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Dean (+18 - Gay)
RomanceUna vez que descubres qué es estar acompañado por muy solo que hayas estado toda tu vida ya nada volverá a ser como antes. Lo necesitas a tu lado, te sientes lleno, así se sentía Dean cuando vio por primera vez al moreno. Segunda parte de "Te odio y...