Cap 21 - Por favor

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[21 de Diciembre, Lunes]

Pese a todo lo que había tenido que soportar desde que nació, él puedo mantenerse en pie porque no estaba solo, tenía a una persona que lo quería y que velaba todas las noches porque estuviera bien, lo protegía y lo cuidaba cuando nadie más lo hacía.

Para él había tan solo tres clases de personas: su hermano, las buenas y las malas. Era todo muy simple y a la vez muy complejo, puesto que, como bien había aprendido a lo largo de los años, las personas suelen disfrazarse con buenas intenciones para después apuñalarte cuando menos te lo esperes, ellos solo buscan hacerte daño.

Y era doloroso, no poder fiarte de nadie, tener que prepararte porque sabes que en algún momento te van a hacer daño, tener que estar alerta en todo momento. Y él no era capaz de comprender como la gente a su alrededor parecía tan ignorante sobre lo cruel que era el mundo, como parecían felices por dejarse engañar; felicidad, que palabra más absurda.

Él estaba comenzando a confiar, pensando que esta vez sería diferente, cedió porque veía a la persona más importante de su vida feliz, pero de nuevo, se había equivoca, porque ellos habían dejado que se lastimara de nuevo; siempre tenía que pagar el probrecito de su hermano.

Bajó las escaleras corriendo, casi se tropieza con los escalones, pero aunque ese hubiera sido el caso, poco le abría importado. Se veía tan pálido, tan triste, y lo peor es que no sabía lo que le pasaba.

Cuando su padre le pegaba podía ver perfectamente dónde le dolía y ayudarle a curarse, pero él ahora no veía nada, aparte de pequeños cristales incrustados en su piel. Parecía que lo estaba pasando mal dentro de esa expresión neutra que tenía.

- ¡Lo habéis lastimado también! - Chilló con fuerza mientras lo abrazaba, llorando - ¡Todos sois iguales, os odio! - Volvió a gritar frotando la cara contra su pecho.

Nadie se atrevía a hacer nada, nadie sabía lo que hacer o siquiera si habría alguna forma de consolar a aquel niño herido que había tenido que soportar cosas que muchos de ellos siquiera imaginaban.

Al fin, el sonido que ansiaban escuchar se hizo hueco entre el llanto del niño y todos pudieron coger un poco de aire. 

Abrieron las puerta con rapidez esperando la llegada urgente de los paramédicos que traían con urgencia una camilla para trasladar el ligero e inerte cuerpo del chico.

- Preparen el suero - Se decían entre ellos mientras se lo llevaban tapado con una sábana y lo metían en el vehículo.

El resto se metió en el coche de Damian y siguieron a la ambulacia de cerca. Sophie miraba sus manos nerviosas, no era capaz de consolar a su mejor amigo, como él había dicho, la odiaba.

- Ha sido mi culpa - Murmuró William de repente rompiendo el pesado silencio.

- No lo ha sido, nosotros debimos frenarlo antes - Le contrarrestaron los adultos.

- Fui muy duro con él a pesar de saber lo inestable que es - Se sujetó el puente de la nariz con la mano, frustrado.

Nadie volvió a articular palabra hasta que llegaron al hospital; aparcaron el coche en el parking y entraron con prisa al edificio. A William se le revolvió el estómago tras poner el primer paso en ese ya tan reconocido lugar, pero eso ahora no era importante.

Corrieron a administración y preguntaron por él, les dijeron el número de la sala donde estaba pero que debía de esperar fuera a que salieran los médicos. Se sentaron en las sillas de afuera mientras escuchaban mucho ajetreo dentro, el nerviosismo reinaba en el ambiente.

Al fin, un médico salió de la sala y todos se levantaron preguntando por un diagnóstico, el hombre estaba serio y lucía un poco sudado, eso no debía de ser buena señal.

- El paciente tuvo un par de combulsiones en la ambulacia, por ello, se le ha intubado y recibe ventilación mecánica. Por la rapidez con la que actuaron hemos conseguido estabilizarlo, pero deberá estar en observación durante mínimo una semana - Aclaró con los brazos cruzados.

- ¿Puedo verle? - Preguntó el moreno con la mirada caída.

- Sí, espera a que salgan todos los médicos, aseguraos de no hacer mucho ruido - Todos asintieron y esperaron a que, uno por uno, todos los médicos abandonaran ordenadamente la sala.

Tras eso entró él primero, James quería entrar, pero no creían que la vista de su hermano intubado fuera lo mejor para él, al fin y al cabo, sólo era un niño.

Dean estaba muy pálido e inmóvil con una manta térmica encima, realmente, parecía que estaba muerto, lo habría pensado si no fuera por el constante "pi - pi" que hacía la maquina que le medía las constantes vitales. William se acercó a él y se sentó en un taburete que había por allí.

Levantó una mano y le acarició la mejilla, estaba fría, se mordió el labio con frustración, no debería de haber dejado que él pudiera hacer ninguna tontería. Sí, estaba enfadado, pero se había disculpado y le había intentado explicar el porqué reaccionó así, él mismo sabía que Dean lo quería más que nada, pero no quiso escucharle siquiera.

- Dean ¿cómo se te ocurre hacer esto? - Dijo con la voz ronca - Sabes que yo te quiero mucho, solo necesitaba un poco de espacio para calmarme - Respiró hondo y cerró los ojos por un momento, realmente no le apetecía llorar.

Agarraba su mano, con una vía, pero la agarraba, estaba muy frío y tenía que darle su calor, que él supiera que estaba ahí para él y que debía de ponerse bien pronto para que pudieran hacer las paces. 

- Dean, yo te quiero, no me dejes, por favor - Besó tiernamente sus labios y salió de la habitación.

Su padre le miró, buscando la aprobación para que el niño entrara, pero él negó con la cabeza. Si a él le había impactado verlo así siendo su novio, a James, que era un niño pequeño y que él era su única familia.....simplemente no quería imaginárselo.




Dean (+18 - Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora