[23 de Diciembre, Miércoles]
Ese era el último día de clases, años anteriores había terminado el día veintiuno o veintidos pero ese año por motivos que no dijeron se había retrasado. Obviamente, William no iría, si quiera iba a estar despierto en ese momento y, siquiera a su padre, se le ocurría regañarle por ello.
Al fin y al cabo él lo entendía, fueron muchas las veces las que estaba tan preocupado por Jack o por alguien a quien quería mucho que no era capaz ni de moverse, ni tenía ganas de hablar con nadie, simplemente estar solo. Y por eso le daba todo el espacio que necesitaba, con suerte se acercaría a hablar con él antes de que la situación lo requiriera a la inversa.
Aún no había noticias de Dean, Damian lo visitaba a diario junto con su hermano y la pequeña Sophie, el moreno siquiera respondía ante la invitación. Seguía intuvado, pero se le veía con un poco más de color, a James siempre le encantaba hablarle sobre el colegio aunque él no le respondiera.
No había vuelto a comunicarse con Jack desde la pelea que tuvieron aquella noche, y no sería porque él no le había dejado unas cuantas llamadas perdidas. Estaba frustado por esa reciente carga que le había obligado a llevar, los niños eran muy enérgicos y siempre habían estado los dos para apoyarse, ahora parecía que realmente estaba solo.
Miraba la tele en el sofá cuando sonó el timbre, corrió hacia la puerta esperando verlo, pero se sorprendió cuando vio tres caras conocidas que lo miraban sonrientes. Tres pares de ojos de colores diferentes que pedían permiso para entrar.
- Tío Damián, ¿todo bien? Tienes unas ojeras que se ven a distancia - Preguntó la más enérgica de las tres.
- Vinimos a ver a Will, ¿está enfermo? - Vaciló un poco sobre la respuesta.
Siquiera sabía el estado en el que estaba su hijo como para responder esa pregunta, ¿estaba enfermo? ¿triste? ¿dolido? ¿ido? No había sido capaz de preguntarle qué es lo que le ocurría y cómo poder hacer que se sintiera mejor, ¿desde cuándo era tan mal padre? Eso del espacio sólo eran excusas para no afrontar el problema.
- No lo se - Suspiró y se sujetó el puente de la nariz, frustrado - Está en su habitación, a ver si os abre la puerta.
Las dejó pasar, quizás él necesitaba a sus amigas, despejarse un poco con otro ambiente, o quizás necesitaba comer un dulce, o quizás necesitaba desahogarse.....estaba tan perdido que le enfadaba el hecho de no saber qué es lo que podría ayudar a ese chico de ojos brillantes que siempre le dejaba fascinado con la persona en la que se había convertido.
Ellas, confusas, subieron las escaleras, le pareció raro que Amelie no estuviera pegada a ellas como siempre la había visto hacer, pero ahora no era como antes. Hacía unos días que no se juntaba mucho con ellas y cuando le preguntaban evadía sus preguntas, todo estaba muy raro.
Olivia llamó a la puerta con los nudillos, tres suaves toques pero que hicieron un audible sonido. Esperaron una respuesta desde el interior pero se estaba tardando más de lo que consideraban como "normal". Lilly pegó el oído a la puerta en búsqueda de algún sonido pero no se escuchaba realmente nada.
Volvieron a llamar a la puerta, esta vez más fuerte, le llamaban casi a gritos pero seguían sin obtener respuesta. Se miraron entre ellas, hablando con la mirada, asintieron. Evelyn se quitó la orquilla del pelo y, con maña, la metió en la cerradura hasta escuchar un click, estaban preocupadas.
Nada más entrar un olor las abofeteó a cada una de ellas dejándolas aturdidas por unos segundos.
- ¿Por qué huele tan mal? - Con la nariz tapada con la mano entraron a la desordenada habitación del adolescente.
Ropa por el suelo, cómics, platos con restos de comida.....todo estaba hecho un desastre. William estaba en la cama, bajo un montón de sábanas arrugadas tapado de pies a cabeza, con las persianas bajadas casi por completo.
- William, ¿qué es todo esto? - Preguntó Olivia incrédula, era la primera vez que lo veía en ese estado, siquiera cuando se murió su gatito cogió tal depresión.
- ..... - William entre las sábanas murmuró algo, las chicas no entendieron bien.
- ¿Qué has dicho? - Pidieron las tres.
- Fuera - Dijo con la garganta rasposa y profunda.
- No nos iremos hasta que no vuelvas a ser una persona, mírate, pareces un zombie.
El moreno con esfuerzo se incorporó de la cama quedándose sentado, las sábanas corrieron a una velocidad vertiginosa de sus hombros a los tobillos revelando un William ojeroso, sucio y con la mirada en alguna parte. Las chicas se llevaron las manos a la boca sorprendidas, ni en sus peores pesadillas ese chico habitualmente sonriente podría legar a su estado actual.
- He dicho que me dejéis en paz, coño - Dijo él, malhablado.
- Ahora mismo vas a darte una ducha - Le encaró Olivia con tono maternal pero firme, él se negaba.
- Que os vayáis - Se levantó y comenzó a empujarlas.
Olivia, forcejeando, le abofeteó en la mejilla. El sonido resonó en toda la habitación y el área comenzó a enrojecerse, las chicas contuvieron el aire y el más alto se quedó estático en el sitio.
- ¿Qué eres un niño de tres años? Vete ahora mismo a ducharte a ver si se te aclara la cabeza, ¡ya! - William se dirigió hacia el baño mascullando y cerró la puerta de un portazo.
Las chicas intercambiaron miradas, de nuevo no hacía falta hablar. Bajaron a la cocina y cogieron los materiales de limpieza, se pusieron sus guantes de silicona y respiraron hondo antes de volver a entrar a semejante leonera. Intentaron limpiar lo más rápido posible para intentar tenerlo listo cuando terminara de ducharse, sabían que se tomaría su tiempo.
El chico salió de la ducha con una toalla enrrollada a la cintura y la misma expresión impasible con la que había entrado. Olivia se quitó los guantes y se acercó a él, le miró con atención y, tras unos segundos, levantó su mano y con los dedos le peinó el pelo hacia atrás, posteriormente asintió.
- Ahora si vuelves a ser una persona.
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Dean (+18 - Gay)
RomanceUna vez que descubres qué es estar acompañado por muy solo que hayas estado toda tu vida ya nada volverá a ser como antes. Lo necesitas a tu lado, te sientes lleno, así se sentía Dean cuando vio por primera vez al moreno. Segunda parte de "Te odio y...