004.

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Poco Sam.

Camino observando todo mi alrededor buscando aquellos Orbes azules que no aparecen a la vista.

—de Luca que espera, muevase que lo están esperando en el recibidor—me apura uno de los guardias en turno.

Asiento y entro a la habitación pero esta vez solo hay una mesa y el cuarto es pequeño.

—oye, yo pensé que...—el muy maldito cierra la puerta en mi cara—gracias.

Suspiró y tomo asiento en una de las sillas que está frente a la mesa. Observo que del otro lado de la habitación hay otra puerta que se abre y al ver a la persona que entra se me aguan los ojos.

Volver a ver esos ojitos azules y su cabello ondulado y rubio hace que todo lo que eh vivido aquí no sea muy importante.

Me levanto y extiendo mis brazos para recibir a David que corre cuando le abro los brazos.

—mi amor—lo cargo al sentirlo entre mis brazos y le regaló muchos besos pero muchos—¿como has estado, ah? ¿Bien?—David asiente y me abraza y de igual manera se lo devuelvo—me haces mucha falta mi pequeña rata.

—si bueno y a mi que me folle el tigre—escucho la voz de Abby y me sorprendo al verla parada en la entrada de la habitación esta vez con el cabello castaño claro y al lado de ella se encuentra Elías.

—¿Qué hacen aquí?—pregunte sin creer todo esto.

—no pues si, estamos super bien, a David no le a faltado nada y yo pues... estoy bien gracias por preguntar—habla con total sarcasmo.

—ah... Venga, disculpa solo que todo esto...—los señaló a ellos y principalmente a David—me a tomado por sorpresa.

—si lo se... Es que es tu cumpleaños y...  Sabes que jamás me olvidaría de el y mucho menos te dejaría solo en un día tan especial.

Los ojos se me aguan aún más y me muerdo el labio inferior.

—si, además no dejaría a mi mejor amigo solo, no en estos momentos—se acerca a mi y me toma de la barbilla con una sola mano—y mucho menos cuando le tengo ganas.

—ay cállate bastardo—quito su mano de mi cara y beso las mejillas de David—de todas maneras, muchas gracias... Me han echo muy feliz, encerio pero... Como consiguieron que los dejarán entrar si aún no es día de visita.

—bueno... Digamos que...—Abby empieza a hablar pero una voz acogedora la interrumpe.

—lo que hace una mujer para que su marido le diga que si—observo a mi madre que entra y se dirige directo a mí para darme un abrazo y un beso al igual que a David—cosita bella. no es por nada pero mi nieto si es hermoso.

Sonrió y observo a David—ya quisiera que de verdad fueras su abuela, mamá.

—¿Y eso que? El es mi nieto ya que es tu hijo, papá no es el queda...

—si no el que cria—termino el dicho que me han enseñado desde pequeño ya que mi padre no es mi verdadero padre.

—exacto... Ahora vamos a celebrar tu cumpleaños, traigan el postre de maracuyá y el pastel de moras—ordena mi madre a Abby y a Elías que asienten.

—gracias mamá.

...

Observo el techo de concreto como si fuese lo más interesante que hay para hacer en este preciso momento pero unos ruidos en la puerta me alertan y me levanto de golpe tomando un tubo y colocándome a un lado de la puerta.

Veo como se abre pero no entra nadie.

—¿Sam?.

Relajo mis músculos y bajo el tubo al escuchar aquella voz.

—casi me matas de un...—me quedó callado al ver un pequeño pastel en sus manos.

—feliz cumpleaños, se que es algo tarde pero... Quise traerlo—sonrie sin mostrar sus dientes y asiento.

—¿como lo supiste?—pregunto sin entender.

—tu espediente—responde el tranquilamente.

—oh... Si, gracias de verdad pero no debías, no nos conocemos como tal y mírate... Estás en mi celda, parado con un pastel en tus manos y una gran sonrisa.

—si lo se... Pero sería de mal educación no reducirlo—dice el alzando un poco el pastel.

—bueno ya que, tienes toda la razón pero... ¿No dirán nada?—pregunto viendo atrás de el.

—tu solo disfruta del resto de tu cumpleaños, no te preocupes del resto.

Asiento—de acuerdo—sonrio.

—toma—me extiende el pastel y lo recibo—y esto...—de su bolsillo saca algo pequeño envuelto en papel de regalo—es tuyo.

Abro la boca y sonrió a la vez—oh por Dios, no debiste.

—pero lo hice así que tómalo y no acepto devoluciones—sonrie el extendiendolo hacia mi.

—de acuerdo, lo aceptaré pero te digo que no debiste molestarte tanto.

—no te preocupes, no es nada.

—algun día te pagaré todo esto que estás haciendo.

El frunce el ceño—no tienes que pagarme nada, toma todo esto como un regalo de un amigo a otro.

Lo observo sin parpadear—¿Somos amigos?—le pregunto sin creerlo.

—¿no lo somos?—me responde con una pregunta.

—no se, dime tú.

—eso mismo digo yo, dime tú.

—no está mal conocer a alguien nuevo.

—¿entonces?... ¿Amigos?.

—amigos—sonrio.


































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Hola,

Nuevo capítulo espero y les guste.





~theKINGforever









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