018.

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Poco Sam.

Observo el edificio de trabajo y hogar de Alice, el cual entran y salen algunas personas.

¿De verdad estará aquí?.

Suspiro y me acerco al edificio.

Al entrar veo como Alice atiendo a algunas personas.

–... Que pase un lindo día–su sonrisa desaparece al verme y sale del cubículo a toda prisa y me abraza hasta el punto de dejarme sin aire–Sam, por Dios, estás aquí.

–si, estoy aquí–palmeo su espalda y correspondo su abrazo.

–¿Que te trae por aquí?–me pregunta luego de alejarse de mí.

Suspiro y la miró directo a los ojos–necesito que me digas la verdad.

Ella me mira extrañado–¿Cuál verdad?.

–¿John está aquí?.

Ella se tenciona por unos segundos y niega–no, nisiquiera lo he vuelto a ver desde hace mucho tiempo.

–sabes que eres mala mintiendo.

–el me dijo que no te dijera–se echa al agua ella misma.

–dime el número.

–el mismo número de aquella vez.

Asiento y le depósito un beso en la mejilla–por eso eres la mejor amiga que tengo.

Ella asiente y se va a su puesto de trabajo con un puchero que la hace ver linda.

Sonrió y me dirijo a aquella habitación la cual visite hace más de un año, dejando un recuerdo en ella pensando que alguna vez regresaría y lo volvería a ver.

Regreso, si.

Pero... No sé, siento que esta vez será diferente a cuando lo conocí.

...

Tocó la puerta sin más.

Hagamos esto rápido.

La puerta se abre dejando ver a un niño, niño el cual me parecía conocido y es nada más que el niño que ví con aquel hombre familiar.

–hola–saludo al niño quien esconde su cuerpo detrás de la puerta.

–hola.

–¿se encuentra tu papá?.

El asiente y se va a buscar, creo, a su padre y yo espero algo impaciente afuera.

–buenas, para que...

Un hombre con una gorra se asoma en la puerta y de inmediato me sierra la puerta en la cara.

Frunzo el ceño y tocó la puerta.

–abreme la puerta.

–lo lamento, está equivocado–me dicen del otro lado de la puerta.

–y tú cómo sabes que estoy equivocado si aún no te he dicho a quien busco. Abreme la puerta.

–... Por favor vete.

–John... Si eres tú... Por favor, abreme la puerta.

Espero algunos minutos y seguiré esperando horas si es posible hasta poder verle la cara, aquella que llevo deseando ver desde hace ya un año.

–perdóname...–escucho pequeños golpes en la puerta–... Perdóname.

–abreme la puerta, John haz lo que te digo.

Este luego de algunos minutos más abre la puerta y sale de la casa con la cabeza agachada y aún con la gorra puesta.

–mírame–Niega y me da la espalda–John mírame.

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