//CAPITULO 34\\

171 14 3
                                    

Me levante como pude para tomar mi teléfono y llamar a mi esposo. Encontré su contacto y presioné el botón de llamar. Contestó después de tres tonos.

-¿Hola?¿Que pasa cariño estoy en un ensayo?- Parecía apresurado.

-Tae, creo que estoy de parto.- Un pequeño gemido de dolor salió de mis labios.

-¿Estas en casa?- Su voz ahora sonaba preocupada.

-Si

-Resiste princesa estaré ahí en un momento.- Colgó.

Me volví a recostar. Intente controlar las contracciones que estaba teniendo.

Me hubiera desmayado de no haber sido porque Tae llegó. Abrió la puerta de nuestra habitación rápidamente.

-T/N- Parecía aliviado de verme.- Vamos a llevarte al hospital.

Me tomo en sus brazos y me metió en la parte trasera del auto. Sentí muchas nauseas en el trayecto al hospital, estaba asustada. La reconfortante voz de Tae intentaba calmarme.

-Tranquila princesa, ya casi llegamos. Todo va a estar bien.

Estacionó el auto rápidamente y me bajo del auto. Corrió conmigo hacia la recepción.

-Mi esposa está de parto.- Le dijo a la enfermera detrás del escritorio.

Ella asintió y llamó a otra enfermera con una silla de ruedas. Tae me dejo en ella y me llevaron a una habitación. Me dijeron que tendría que esperar un poco más para poder dar a luz. Yo estaba recostada y Tae acariciaba mi mano.

-Tae...Me duele mucho- Dije entre gemidos de dolor.

-Ya casi cariño, solo tienes que esperar un poco más.-

Pasó una hora, luego dos. Estaba perdiendo mi paciencia cuando entró una doctora seguida por una enfermera. 

-Hola señor y señora Kim.- Me saludo con una reverencia.- ¿Lista para dar a luz?

Iba a contestar pero en lugar de eso solté un pequeño grito de dolor. La doctora se puso unos guantes y me dijo que abriera y doblara mis piernas. Hice caso y ella se posicionó frente a mi parte baja.

-Señora ahora va a pujar con todas sus fuerzas.-

Acate sus órdenes y puje. Estaba gritando del dolor. Sentía algo desgarrándome por dentro, pero aun así seguí pujando. Tae seguía repitiéndome que todo estaba bien y apretaba mi mano. Pero el dolor que sentía era insoportable, mis fuerzas se iban poco a poco. No sabia si lo lograría.

-Solo un poco más, ya puedo ver la cabeza.-

Las lágrimas de dolor estaban surcando mis mejillas. Puje con todas las fuerzas que me restaban hasta que oí el sonido de un bebé llorando. Mis músculos se relajaron y solté un suspiro de alivio. Sentía gotas de sudor cayendo por mi frente. La enfermera se acercó a la doctora con una toalla para tomar a nuestra hija. Tae me miró lleno de orgullo y besó mis labios. Mis lágrimas de dolor se tornaron en lágrimas de felicidad.

La enfermera se acercó a nosotros con un pequeño bulto en brazos.

-Felicidades.- Puso a mi hija en mis brazos.

Mi ángel guardián (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora