V. Dibujando el camino

444 37 7
                                    

NOTA DE AUTOR: 

Hola y una vez más bienvenidos. Muchas gracias por su participación, leyendo, votando, comentando, ... Comencé a escribir esta historia para guardar en mis archivos. La idea inicial era usar un tema que me gusta, para entrenar el uso del español. El archivo tendría el mismo destino que otros, ser leído por unos cuantos amigos amantes de la lectura. Pero, al conocer la comunidad de fans de este par en las redes sociales, sentí que la tenía que compartir. Estén a gusto para presentar sus críticas, sus correcciones o compartir conmigo lo que les gusta. Lo leeré con mucho gusto.

Ahora les dejo con otro "delirio" ...

***********************************************************************************************


 Tenía la noche libre y mi amiga de toda la vida, me invitó a cenar en su casa. ¡Acepté encantada! Necesitaba ocupar la mente en otras cosas. Nosotras nos habíamos cruzado el día del show y más tarde en el estreno de la obra. Pero no habíamos tenido la oportunidad de sentarnos a charlar. 

 Ella me recibió en la puerta y nos saludamos. Algo en su expresión me dejó desconfiada.

 - ¡Pero no te quedes ahí! Pasá. - indicó ella dándome espacio para entrar.

 Entré en el salón y por una fracción de segundos no pude esconder la sorpresa. El español, novio de años de mi amiga se levantó para venir a saludarme. Detrás de él, venía el protagonista de mis sueños. Después de saludar a mi anfitrión, él se acercó a mí con su hermosa sonrisa. Su mirada estudiaba mi reacción. No lo sentí muy seguro."¡Punto para mí !?", calculé insegura. Recuperando mi confianza, di el paso para que nuestras caras se acercaran y nos pudiéramos saludar. Cuando por fin sucedió ese contacto fugaz, lo sentí caliente y temblando. "¿Estaría enfermo?", comenté conmigo misma en silencio. Pero cuando él se alejó me di cuenta de que también yo estaba temblando.

 - ¡Estás hermosa! - me dijo con aire de caballero y la voz insegura.

 - ¡Gracias! – le respondí de forma corta, con miedo que mi voz denunciara lo nerviosa que estaba.

 Él sonrió y mi amiga que estaba parada a observando la escena, resolvió intervenir.

 - ¿Querés tomar algo?

 - Sí. Una birra. ¿Puede ser? - pero por mi mente pasó una lista de bebidas mucho más fuertes que me podrían anestesiar, pero no quería decir o hacer más de lo necesario esa noche.

 El español, me sirvió un vaso de cerveza mezclada con algo. Esperó que yo probara la mezcla y diera mi aprobación. Probé con miedo, pero me convenció. El novio de mi amiga se quedó contento y empezó a contar cosas acerca de la cerveza y las diferencias entre el producto alemán y el argentino. Pasamos a la terraza y nos sentamos los cuatro alrededor de una mesa tratando de dejar fluir la conversación. 

Yo estaba nerviosa, había esperado una noche tranquila, hasta que su presencia cambió mi estado de espíritu. Ahora una mezcla de angustia con exaltación, alegría y miedo parecían haber producido un cortocircuito. Las emociones se habían apoderado sin decidir quién quedaría al mando. Él sentado a mi lado, tan cerca que era imposible no sentir su olor, no estaba ayudando en nada a mi cordura. Pero, no me pasaba desapercibida su necesidad de mantener las manos ocupadas con algo. Su vaso ya había rodado mil veces entre sus dedos. Nuestros amigos como buenos anfitriones no dejan la conversación morir y los temas van variando conforme la conversación transcurre. Las preguntas comenzaron a girar alrededor de mis últimas vueltas por el mundo y para intentar poner un poco de onda a la noche y con la ayuda de la birra, empecé a contar algunas anécdotas de mis viajes.

En una de esas vueltas del reloj...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora