VI. Ansiosa

504 36 14
                                    


Después de responder a su mensaje con un corazón rojo y haber recibido dos corazones de respuesta, pasé la mañana intentando no pensar si había algún mensaje oculto en lo que me contestó. Pero de vez en cuando, se hacía presente en mi mente la pregunta "¿Envió dos corazones para decir que gusta más de mí, que yo de él?" Inmediatamente, callaba la pregunta respondiéndome que no tenía sentido. "Él es un amigo, solo eso, nunca fue más que eso. Sé que le encanta dejar cebo, para que nos quedemos pensando en él." Pero los recuerdos de nuestros últimos encuentros no me dejaban convencerme de mi impecable raciocinio.

Más tarde, cuando llegué al bar, mi amiga me estaba esperando sentada en una mesa con un café delante y el teléfono en la mano. Me acerqué, la saludé, me senté frente a ella e hice una seña al mozo para que me traiga un café.

- ¡Gracias por venir! ¿No te saqué de ningún afán importante? - le pregunté preocupada.

- ¡No! Solo tengo shows el fin de semana. - dijo para despreocuparme. - Soy toda oídos. ¿Al teléfono sonabas ansiosa?

- ¿En serio? - me hice un poco la desentendida. - ¡En realidad, estoy... curiosa! - confesé. - Ayer no esperaba encontrarlo en tu casa.

- ¡Eh! - titubeó. - Después del show, le había prometido una invitación a cenar para charlarnos un poco. Pareció una buena idea juntarlos en el mismo día. ¿La pasamos bien, no?

- ¡Sí, sí! - quería saber otras cosas pero no encontraba la manera de preguntar sin ponerme en evidencia. - Fue una hermosa velada. Parece que vamos a poder volver a ser amigos y eso me deja muy contenta.

La conversación continuó animada, pero lo que yo quería saber quedó sin ser aclarado. Tuve miedo de dejar claro las dudas que me asaltaban y que ella me hiciera preguntas para las cuales yo no tenía respuesta todavía. Tenía que decidir sola se embarcaba en aquella aventura que sabía que podía dolerme o si le ponía un punto final. Me despedí de mi amiga y me dirigí al teatro caminando. En ese recorrido, reflexioné y tomé la decisión.

Cuando hablé con mi producción, me confirmaran que tendría dos semanas libres, entre el final de la obra y el viaje para iniciar una gira del otro lado del océano, que me ocuparía cerca de un mes. Pedí ese espacio de tiempo libre por que tenía un proyecto personal. Quisieron saber para qué y empezaran a complicar la cuestión con los problemas de contratos... Pero no cedí y terminaron por confirmar que ese tiempo sería mío. Era todo lo que yo quería de momento. Agarré el teléfono y escribí el mensaje:

"¡Hola! Conseguí liberar dos semanas, cuando podás y si querés, llamame."

Leí antes de enviar. "¿Desde cuando sos tan insegura?", me pregunté y corregí el mensaje.

"¡Hola! Conseguí liberar dos semanas, cuando podás, llamame.", y así lo envié.

No pasó mucho tiempo y el teléfono sonó. Miré la pantalla para confirmar que era él.

- ¡Hola! Era cuando pudieras. - le dije en tono de broma.

- Puedo ahora. - me respondió en el mismo tono. - ¡Hola! ¿Cómo estás?

- ¡Muy bieeen! - le dije con un tono de niña pequeña y extendí el sonido de la palabra.

- Me siento muy contento de que estés "muy bieeen" - bromeó en el mismo tono. - Y muy contento porque tenés dos semanas libres.

Le expliqué como estaba organizada mi agenda en los próximos tiempos para que él también se pudiera organizar. Sentí que saber que me iba de gira después de esas dos semanas, no lo dejó muy contento. Pero, lo más seguro era que fuera solo una fantasía mía.

En una de esas vueltas del reloj...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora