Escuché lo que él me decía, sin poder creer. Empecé a dudar de mi capacidad de comprensión. Él me miraba ansioso, esperando mi reacción.
- ¿Podes repetir lo que acabas de decir, por favor? - le pedí de una forma pausada, como si la dificultad de entender fuera suya y no mía, pero es mi forma de contrariar la parálisis que amenaza apoderarse de mí.
- ¡Te estoy diciendo que me inspiras una canción! ¡Que me inspiras un concierto completo! - y se levantó para quedarse en la misma posición que yo frente a mí, me agarró las manos entre las suyas y mirándome a los ojos continuó. - Estoy tratando de hacerte entender, que no quiero seguir ignorando esto que nos está pasando. - liberó una de las manos para hacer un gesto que nos incluía a los dos y luego la llevó a mi rostro. - Te estoy diciendo que tampoco sé como hacer, pero que quiero descubrirlo contigo.
Quise tanto, durante tanto tiempo, oírlo decir algo parecido a lo que acababa de escuchar, que ahora me preguntaba si no sería mi imaginación tratando de hacer más ligera tan dura realidad. Cerré los ojos, acomodando mi cara a su mano y sentí como ella temblaba. Volví a abrirlos para encontrarme con su cara hermosa, ansiosa por una respuesta. Pero mi mente está confusa y no encuentra qué decir. "¡Lo qué no se explica con palabras, se muestra con actitudes!", así que me acerqué a su rostro e hice de su boca mi propiedad. Él se rindió sin lucha. Él llevó sus brazos a mi cintura y rodeándola, me tiró hacia él. Yo le rodeé el cuello y prendí su pelo en mis manos, impidiendo que se alejara. Mientras nuestras bocas intentaban decir lo que no nos salía en palabras y nuestros cuerpos temblaban ante la emoción, un ruido externo comenzó a molestar. Al principio, intentamos ignorar. El ruido no desaparecía y se iba repitiendo cada vez con más insistencia.
- Tenemos que ir a ver lo que está sucediendo. - me dijo sin aliento, rompiendo el beso sin apartarse.
- ¿Así? - pregunté, también sin aliento.
- Quedate acá. Voy a ver lo que pasa. - me ordenó con una sonrisa.
Se acercó a la puerta de la habitación y preguntó quién estaba golpeando con tanta insistencia. Del otro lado, oímos dos voces conocidas a pedir para abrir. Él abrió e inmediatamente entraron en la habitación, su guitarrista y el baterista de la banda, con una bolsa en la mano. Venían a traer la ropa limpia, para que él se pudiera cambiar.
- ¿Está todo bien, por acá? - preguntó el baterista con una mirada bastante sugestiva en su dirección y sin embargo se sentó a comer lo que quedaba en el carrito del desayuno.
- ¿Todavía hay café? - se acercó el guitarrista al carrito.
- Muchas gracias por esto. - dijo, agarrando del suelo la bolsa que los amigos habían traído. - Ahora, - e hizo énfasis a lo que estaba diciendo - ya se pueden ir. Nos vemos a la noche en el show.
- ¿Estás expulsándonos? - preguntaron en coro.
- No. Estoy diciendo que están liberados. Que se pueden ir. Que no necesitan quedarse acá encerrados con nosotros. - y él apuntó la puerta. Me reía de la situación, porque estaban tan relajados sentados en la punta de la cama con la comida al frente, que veía difícil que salieran de un momento a otro.
- Él nos está expulsando. - dijo el guitarrista al otro.
- Parece. - respondió tranquilamente mientras comía.
-¡Ok! Pueden comer. - dijo él resignado y mirándome añadió con aire de quien pide perdón. - Voy a cambiarme en el baño y luego vamos.
Él entró en el baño y los dos se volvieron hacia mí, haciendo preguntas mudas con un gesto de cabeza, pero sin dejar de comer.
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En una de esas vueltas del reloj...
Fiksi Penggemar"Todo sigue ahí, intacto... para que cuando se pueda DAR, se DE! " - Natalia Lo que les voy a contar a continuación es la historia de un AMOR SOÑADO. El camino del destino para corregir una historia de amor que tropezó en los errores naturales de q...