III. Volver y recordar...

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  El show fue un éxito, me comentó mi productora camino a casa. El asunto se convirtió en tendencia en las redes sociales, su presencia en el escenario a mi lado, estaba dando que hablar. En el pasado, las fans tardaron más tiempo que yo en aceptar que entre nosotros no iba a pasar nada más que unos esporádicos encuentros profesionales. Hoy, nuestros fandoms habían sido suministrados con oxígeno y volvían a ganar vida. La calma aparente de los últimos tiempos estaba revolucionada y hasta por debajo de las piedras estaba apareciendo gente para hablar del tema. Estoy curiosa, porque me imagino el material que están publicando pero hoy no tengo ni fuerza, ni valor para entrar en mis redes sociales. "¡Estoy agotada!"

 Una vez que llegué a mi nueva casa, me puse una remera y me acosté. Pero a pesar del cansancio no podía conciliar el sueño. Había pasado por muchas emociones y la mente buscaba entender. Estaba sola con mis pensamientos ruidosos, en una casa en silencio. Cruzó por mi mente, el recuerdo de que hace apenas unas horas sentí el calor de su respiración en mi cara, de tan cerca que estuvimos. No necesito hacer mucho esfuerzo para volver a sentir su caricia en mis labios. "¿Qué habría pasado si no hubiéramos sido interrumpidos? ¿Habría tenido el valor de continuar?". Yo necesitaba mucho entender ese momento. Mil posibilidades después, fui finalmente vencida por el cansancio y me dormí.

 Por la mañana, los gritos conocidos de mis amigos me despertaron. Ellos entraron con la copia de la llave que les di. Oía la forma desordenada como subían las escaleras y se acercaban a mi habitación. La puerta se abrió, los dos entraron y se lanzaron en un vuelo sobre mi cama. "¡Qué bueno es volver a casa!", pensé.

 - ¡Bienvenida a casa! - me repitieron entre besos y abrazos.

 - ¡Ay! ¡Feliz de haber vuelto! 

 - Te tengo que felicitar, amiga. - me dijo mi preferido, cuando se calmaron con los besos y abrazos.

 - ¿Por qué? - me quedé curiosa por el tono que utilizó.

 - Por el incendio que provocaste, ayer.

 - ¿Qué incendio?

 - ¿Todavía no viste los diarios o las redes sociales?

 - No. Estaba durmiendo. – expliqué sin necesidad.

 - Llamemos a los bomberos, por las dudas. - bromeó. - Mientras tanto, nuestro pequeño amigo te va a traer el desayuno a la cama y nosotros vamos a ver lo que está pasando. - mi pequeño amigo asintió y salió. El otro con la tablet en la mano se sentó a mi lado. Yo no sabía si estaban dramatizando, cosa que adoraban hacer, o si tenía que empezar a preocuparme.

 Pocos medios se inclinaron sobre los asuntos más serios y de interés social que hablé en la rueda de prensa. La mayoría de las notas estaban ilustradas con unas fotos de nosotros cantando y mirándonos como si estuviéramos los dos frente a un milagro. Muchas notas tejían elogios al concierto que marcaba mi vuelta, pero otras fueron hechas para causar polémica. Un portal llegaba al ridículo de sugerir que yo volvía al país para restablecer mi relación con él. No podía dejar de imaginarlo comiéndose las uñas en ese momento. "¿Y si él tiene novia? ", ese pensamiento me dolió cuando atravesó mi mente. Mi amigo llegó con el café y seguimos los tres sentados en la cama con la espalda apoyada en la cabecera, a ver las redes sociales, para quedarnos bien nutridos de información virtual. 

 Más tarde, decidimos ir a almorzar en la pizzería habitual que era bastante discreta y el dueño ya nos conocía. Estuvimos todo el día juntos. Hablamos de todo, menos del "Asunto". "¡Amo mucho a estos dos seres!" En el pasado, ellos fueron testigos de las locuras que fui capaz de hacer por él, hasta el día que asumí la derrota. En mi confusión, busqué su apoyo hasta dejarlos a las puertas de la locura. Usé y abusé de sus oídos cuando necesitaba poner en palabras aquello que ni mi razón entendía. Estoy segura de que estuvieron todo el día mordiéndose la lengua para no hacer ningún comentario cada vez que aparecía una foto de nosotros, porque las fans no se contuvieron y abrieron el baúl de los recuerdos. Después de que cenamos unas milanesas preparadas por mí, ellos se marcharon.

En una de esas vueltas del reloj...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora