XVIII. ¡El faro en la tormenta!

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NDA: ¡Hola! Perdón, por la demora en publicar. Tuve un dilema. El tema que propongo en este capítulo, para mí, tiene sentido ser presentado sin cortes, pero el texto se queda enorme. Intenté eludir el problema dejando dos saltos en el texto, para quien no quiera leer todo de una vez. Así es como si tuvieran 3 capítulos en uno. Si no les gusta la solución, háganme saber. 

¡Los quiero! Solo me queda, desearles un buen viaje en esta fantasía. 💖😉

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Mientras espero que el mesero me ayude, mi mente se divierte a darme repeticiones de la escena que acabo de ver. Para ser sincera, mi voluntad es llegar a la sala e informarlo que me voy, ya que ocuparon mi lugar. Pero sería muy  infantil y al parar para pensar, solo iría a complicar todo. Ya pasó el tiempo, en que me ponía en problemas para tener la escena dramática del final. Siempre eses segundos finales de falso triunfo, terminaban transformándose en un longo sufrimiento. Tan pronto pasa el efecto de la adrenalina, empiezan las dudas "¿he visto bien? ¿hay una explicación? ¿si yo hubiera preguntado en vez de acusar? ¿habría hecho diferencia?"  El paso del tiempo me enseñó que nadie, que no me trata bien, merece que me quede en ese sufrimiento de no tener la certeza de nada. Por todo eso, en este momento necesito salir de acá, sin que me vean. Tengo que ganar un poco de tiempo, para acomodar un par de ideas. Imagino a mi productora a tener un ataque, con los vídeos que harían de la confusión que me imagino a hacer, en las redes sociales. "Vamos a ahorrarla a eso. Y a mi también." Después de salir de acá, tengo que advertirlo que lo voy a esperar en algún lugar, pero mi teléfono se quedó en la mesa. Mientras pienso en eso, el mesero vuelve con un delantal para mí.

- Usted pone esto y agarra este tablero. Me sigue, siempre de mi lado izquierdo. - él me pasa las instrucciones para que yo pueda salir de ahí, sin ser vista. - Vamos a salir siguiendo esta pared. - la señala. - Nos llevará directamente a la entrada de la barra. La puerta de acceso a la cocina está del otro lado, pero no podemos seguir uno al lado del otro. Creo que es mejor colocarse detrás de mí, porque como es chiquita ...

 - Sí. Sí. Soy más chiquita, nadie me va a ver. - lo interrumpo mientras pongo el delantal. - Vayamos, yo lo sigo. - se encoge los hombros y empieza a girar, pero le agarro el brazo. - Muchas gracias.

- Vamos a salir de aquí, antes de que alguien quiera usar los baños y la vea. Después, usted me agradece.

Comenzamos a salir y yo observo la escena que ocurre en la mesa, desde mi escondite al lado del mesero. Siento la rabia alcanzar niveles históricos cuando veo como una de ellas, le acaricia la espalda hasta bien al fondo. Cierro los ojos con fuerza. ¡No quiero ver nada más!

Conseguimos llegar a la cocina sin grandes problemas. Encontramos el Chef y dos ayudantes a preparar los platos italianos, en un gran afán, para responder a los pedidos de los hambrientos clientes. Esto no impide que se rían de la situación, a pesar que piensan que yo solamente huyo de las fans. Me piden autógrafos y selfies. Tengo hambre, sed y mucha rabia, pero esta gente está siendo maravillosa conmigo. Pongo la mejor cara que puedo y respondo a sus demandas. Comento mientras me toman otra foto, que tengo hambre. Ellos me invitan a comer en la mesa destinada al almuerzo de los empleados, pero rehúso. Quiero salir de acá, rápidamente. Pido al mesero el favor de entregarle un mensaje escrito en una servilleta y les agradezco la ayuda. Con la pizza que me ofrecen, salgo por las traseras del restaurante. Agarro en la bicicleta y sigo de vuelta a casa. 

Pedaleo un poco, hasta salir de la villa. Paro, junto a una sombra y me siento en el suelo a comer. La pizza no tiene ningún sabor, para mí. El único en que pienso y me importa ahora, es lo que siento en el pecho después de ver aquella escena, en el restaurante. Siento que no es tan grave, que justifique una actitud más radical de mi parte. Pero tampoco, puedo hacer de cuenta que no me importa, que no me siento herida. "Ellas son unas atrevidas y desubicadas, pero la verdad es que basta ver dos videos de él en las redes sociales, para percibir que no traza límites. Ellas solamente siguen la corriente que él permite. El caso de él es peor, porque él  sabía que yo estaba ahí. Y aun así ..." No puedo seguir comiendo y con dificultad impido las lágrimas de caer por el rostro. Así que agarro la bici y sigo de nuevo en dirección a la casa, preparándome para cuando él llegue. En cierto momento, la vegetación empieza a parecer toda lo mismo, el camino también y no reconozco ningún punto de referencia. No tengo mi teléfono, no conozco la zona y prácticamente no hay casas porque es una zona casi deshabitada. ¡En este momento se suma a mi rabia, el miedo! "Pensar que me desperté angustiada porque eran los últimos momentos juntos antes de partir de gira y ahora estoy acá sola y perdida." Deambulo sin rumbo. Miro por todas partes en busca de algo que me sea familiar, pero no encuentro nada. En el camino hacia la aldea, yo estaba tan confiada y entretenida que no tomé el cuidado, de guardar algunas referencias. Ahora siento, que tengo otra razón para enfadarme con él, sin que él tenga verdaderamente la culpa. 

En una de esas vueltas del reloj...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora