Viniendo del balcón, vemos a su padre entrar en la sala. Las luces encendidas dentro de la casa, crean reflejos en los grandes cristales de la ventana y esconden lo que se encuentra del otro lado. Por eso, no percibí su presencia, cuando entré en el departamento. Y mis nervios hoy tampoco ayudan a tener atención a los detalles, tenemos que admitir.
- ¡Perdónenme! Pero en esta edad, uno ya no puede almacenar la cerveza como antes. - comenta con una sonrisa que pide disculpas.
- Pasá, por favor. - él le dice a su papá con una sonrisa burlona que le ocupa la cara e indicando con la mirada, a la puerta del baño. Pero al ver, que su padre se dirige a nosotros en vez de ir al baño, añade... - Después la saludas, porque ella se quedará acá con nosotros. - lo miro sorprendida con lo que acaba de decir.
- ¡Bienvenida! - el señor lo ignora y me saluda. - Ya estaba siendo muy difícil aguantar tu ausencia. - comenta mientras me abraza, con una mirada significativa hacia el hijo.
Sonrío y el señor me guiña el ojo al salir. Así que oigo el ruido indicar que la puerta del baño se cerra, me vuelvo de nuevo hacia él y me lanzo en sus brazos. Lo abrazo con tanto entusiasmo que él se tambalea un poco hacia atrás. Él me aprieta con fuerza contra su cuerpo y oigo como suspira antes de unir su boca a la mía. "¡Amo la manera como suspira!"
- ¿Sabes? - le pregunto mientras disfruto de su cabeza acurrucada en mi cuello y de su pelo en mis dedos.
- ¡No! - él responde sin moverse o aflojar el abrazo en mi cintura. - ¿Debería?
- Vos acabas de decir a tu papá, que voy a quedarme acá con ustedes, perooooo yo no sé...
- Shiiiiuuuu... - él levanta la cara para mirarme. - ¿Quédate por favor? - ruega. - No lo quiero dejar solo y no me quiero despedir de vos, mismo que sea por unos minutos.
- Yo no quiero que por mis impulsos, tu papá se sienta incómodo. Yo vine sin avisar y tengo mi casita a unos pocos minutos de acá. - hago un intento para explicar que la situación puede ser incómoda para todos.
- No sabes, como amo y agradezco tu impulsividad en estos momentos. - y déjame un beso en los labios antes de continuar. - Creo que estaba pidiendo uno de esos impulsos tuyos, hasta a los dioses.
- ¡Sos más tierno y... loco! - le digo desde la emoción y recibo un beso.
- Vamos a cenar todos juntos y luego vemos como nos acomodamos. ¿Puede ser? - me pide y con un gesto de cabeza, doy mi acuerdo. - Papá... podes salir, te estamos esperando. - casi grita para que el padre, hace demasiado tiempo en el baño, salga y se junte a nosotros.
Mientras los dos preparan la cena, me siento en el sillón. Yo insistí, pero ninguno de los dos aceptó mi ayuda en la cocina. Al principio de la preparación de la comida, ellos fueron haciendo preguntas de como había corrido la gira. Pero, al mismo tiempo que se concentran en las tareas, un silencio animado por una música suave va inundando el ambiente.
Mi mente cede al peso de mis ojos y siento como el sueño me envuelve, hasta que un pensamiento que aún no se ha hecho consciente, me despierta. Me vuelvo nerviosa y los observo. Él se ve entusiasmado a cortar las verduras y mirándome de reojo con su sonrisa chinita, pero se nota las ojeras y hasta una cierta palidez en la piel. Miro a su padre, entretenido con una sartén y cuando nuestras miradas se cruzan noto su ansiedad. Yo le sonrío y él me devuelve el gesto, sin perder esa punta de preocupación en la mirada. "¡Acá, no la están pasando bien!", pienso. Y ese pensamiento que andaba dando vueltas en mi mente, finalmente se vuelve claro. "¿Será que él también va a amar, el impulso que me llevó a hablar con los productores gringos?" Por primera vez, desde que esa idea empezó a rondar mi cabeza, yo siento miedo. "¿Seré capaz de explicarle la idea correctamente, para que entienda? ¿Será él, capaz de entenderlo?" Estas dos preguntas, me acompañan casi toda la cena.
ESTÁS LEYENDO
En una de esas vueltas del reloj...
Fanfiction"Todo sigue ahí, intacto... para que cuando se pueda DAR, se DE! " - Natalia Lo que les voy a contar a continuación es la historia de un AMOR SOÑADO. El camino del destino para corregir una historia de amor que tropezó en los errores naturales de q...