En una de esas vueltas del reloj...

XXI. News

Después del show de esta noche, vuelvo a casa. Estoy sola en el camarín, acabo de salir de las pruebas de sonido. No puedo más con esta ansiedad. Entre la alimentación rara, que acabamos por hacer en estos viajes largos y el estado de mis nervios, mi ropa está ancha. A este ritmo, dentro de mis pantalones van a entrar dos, como yo. Miro al espejo y me veo desaparecer, hasta que mis ojos se posan en su fotografía. "Él también está más delgado pero siempre hermoso, en esta foto que su hermana me mandó." Fue solamente un par de semanas y pasó de todo. No se si es Karma o solamente la ley de Murphy a hacer efecto, lo que yo se es que estoy ansiosa por llegar y empezar a poner las cosas en su lugar. Todavía faltan algunas horas para comenzar el show y para pasar el tiempo, agarro en mi cuaderno. Necesito sacar de dentro de mí todo esto que tanto me pesa.

"Tengo que contarles que una vez más estamos separados. Y no es solamente por la distancia. Sí, él volvió a fallarme. Una vez más dejó de responder a mis llamadas y mensajes." Solo escribí estas primeras frases y ya mi pecho se inquieta no pudiendo contener las lágrimas, que me caen por el rostro. ¡Estoy muy triste! De alguna forma, yo sabía o intuía que esto iba a terminar por pasar y por eso no me siento aún derrotada. "Tengo todas las intenciones del mundo de llegar con él y..." Alguien está golpeando insistentemente en la puerta del camarín, por eso, tendré que seguir escribiendo y contando todo después.

- ¡Ahí voy! - hablo alto para que me oigan del otro lado, mientras me dirijo a la puerta. - ¡No lo puedo creer! ¿Cómo llegaste hasta acá? - digo con una sonrisa, después de abrir la puerta y verificar la entidad de quién la golpea.

- ¿Puedo pasar? - pregunta tímidamente.

- ¡Por supuesto! - respondo llena de entusiasmo y doy un paso al costado para dejar entrar.

- ¿Cómo estás? Pareces más delgada. - después de cerrar la puerta, me mira de pies a cabeza y yo abro los brazos para recibir mi abrazo.

- En realidad ... - y vacilo antes de ser demasiado sincera - estoy triste, pero el más delgada es normal después de este viaje, lejos de mi polenta. - le indico el sillón para sentarnos.

- ¿No se come bien en el viejo continente? - pregunta con el semblante arrugado.

- Sí. En general, se come muy rico. Pero pasamos mucho tiempo en aviones o en la carretera. Y eso complica la logística de mantener una dieta balanceada, respetando los horarios de las comidas, ... - pero en vez de continuar, hago una pausa y miro atentamente antes de seguir. - ¿No estás acá, para saber de mi dieta?

- No. Tenés razón. ¡Perdón! Estoy acá, porque no puedo seguir viendo como mi hermano se rompe por dentro, sin hacer nada. - me cuenta la hermana mayor de mi amor.

- ¿Cómo está él? - pregunto con un nudo en la garganta. - Él dejó de responder a mis intentos para hablarnos. Se esquiva a mis amigos y sigue subiendo contenido pelotudo a las redes, pero tiene la mirada apagada. Se ve más delgado.

- Mi hermano se está apagando y no quiere admitirlo. - su aire es de preocupación. - Por eso aprovecho este viaje de trabajo, para pasar a verte e intentar que hagas algo. - la miro con aire de que si yo supiera que hacer, ya lo había hecho. - Yo estoy viviendo con él, para acompañarlo en esta fase más negra. El día que salió tu entrevista, él no habló todo el día. Yo vi como entraban tus llamadas y él se encerraba para no responder.

- De alguna manera, lo entiendo. Ya lo conozco un poco y él me había avisado, de una forma muy suya, que no iba a soportar que esto terminara por alcanzarme. Y eso es como luchar en contra del destino que se empecino en tejer su vida con la mía. Nuestros caminos siempre se encuentran en plaza pública, desde que nos conocimos. - y mi voz sale en un hilo con las emociones que me asaltan. - Él piensa protegerme, pero está equivocado. Así no me está protegiendo de ningún sufrimiento. De esta manera, él mismo está siendo mi verdugo. - y las lágrimas rolan sueltas, mejillas abajo.