XV. Amor y realidad ...

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"Puente sobre un estanque de lirios de agua" - de Claude Monet (1840–1926 Giverny, Paris), in www.metmuseum.org


- ¡Tengo miedo, mi amor! - le dije, interrumpiendo el silencio ambientado por una balada de Yuruma y su piano.

- ¿Por qué? - preguntó mirándome rápidamente y volviendo a poner atención a la ruta.

- Siento que estoy dentro de un sueño, pero a camino de la realidad. No sé si me gusta la realidad que nos espera. 

- ¿Qué es la realidad? - preguntó después de otro momento de silencio.

- Me parece que es esa verdad que nos toca vivir, sin que podamos controlar. - respondí después de reflexionar un poco.

- Puede ser una de las respuestas, pero no sé si estoy de acuerdo. La realidad no puede ser controlada, cuando no sabemos exactamente lo que queremos. Cuando no sabés a dónde ir, cualquier camino sirve y tenés que lidiar con sus circunstancias sin saber por qué. - hizo otro momento de silencio y yo no lo interrumpí. - Antes, había mucha incertidumbre y tal vez por eso las circunstancias fueron más fuertes que nuestra voluntad. Pero, - y volvió a mirarme lleno de amor - hoy sabemos lo que queremos. Queremos estar juntos. - me dio su mano. - Si sabemos esto, creo que podemos dibujar nuestra realidad dirigiendo nuestras elecciones en esa dirección. Yo creo, que ahora lo vamos a poder hacer.

- No sabés, como extrañé oírte hablar así. - dejé caer mi cabeza en su hombro, intentando no impedir sus movimientos para controlar la camioneta que conducía hacia la ciudad.

Percibir que él se sentía seguro de su voluntad de estar conmigo, hizo mi miedo recogerse a su cajita y encerrarse ahí, en los confines de mi mente. Comencé a disfrutar de su cercanía, su olor, aquel perfil dibujado, ... ¡Y de la música tranquila que nos envuelve el viaje!

Ya estábamos cerca de la ciudad cuando él me preguntó, si yo lo quería acompañar al show. La idea de tener que separarnos dentro de unos minutos, nos está torturando. Pero todo es tan reciente y no queremos correr el riesgo de que la gente se dé cuenta y empiece ya a hacer preguntas. A pesar de ser una actriz premiada, nunca me fue posible disimular muy bien que me muero por él estando separados, ni vale la pena querer imaginar lo que dirá mi mirada ahora que lo tengo conmigo. Y él también sufre del mismo problema que yo, incapacidad de disimular cuando yo estoy cerca. Decidimos que lo mejor es que me quede en el hotel y él vendrá después del show.

Él entró con la camioneta en el garaje del hotel y paró cerca de uno de los ascensores. Se volvió hacia mí y me tiró de un abrazo. Apoyó su cabeza en mi cuello y se quedó ahí, dándome besitos. Yo le acaricié su cabeza, amo el perfume que se suelta cuando mis dedos desordenan su pelo y sentir la suavidad en mis manos. Ninguno de los dos quería despegarse. 

- En unas horas estoy de vuelta. - me avisó sin moverse.

- De acuerdo. - respondí sin retroceder un milímetro.

Después de darme un beso que yo no iba a olvidar por un par de horas, salí de la camioneta y él fue a hacer su show. Entré en mi habitación a sentirme en las nubes. Después de pedir la cena al servicio del hotel, me acosté. Miré las redes sociales para actualizarme y me prendí en un vivo que su productor estaba transmitiendo. La calidad era dudosa, pero daba para ver como él estaba feliz. Saber que el motivo de esas sonrisas, de esos saltitos y de esa voluntad de bailar tenía mi nombre, hacía mi pecho latir de alegría. En algún momento me dormí.

Estaba teniendo una pesadilla, porque me desperté afligida en la oscuridad con la respiración alterada. Intenté calmarme. Vi que todavía estaba sola, me levanté y fui al baño a pasar agua en la cara. Ver mi rostro en el espejo, me recordó los millones de fotos mías que circulaban por ahí, de las portadas de revista, de los cromos y por una secuencia rara recordé que también tengo una carrera, responsabilidades con personas que dependen de mí para tener trabajo y que dentro de unos días iba a tener que volver. Estoy muy orgullosa de mi trayectoria. De haberme independizado muy joven. De poder decir que todo lo que conseguí fue sobre la base de mi verdad y mucho trabajo. Siento hasta una cierta soberbia, que quiero creer ser en niveles perfectamente sanos, de poder haber llegado donde llegué a pesar de la mala onda que muchos me tiran. Pero, aquí y ahora, esperando que él volviera hacia mí, yo quiero mandar todo a las ortigas.

En una de esas vueltas del reloj...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora