Capítulo 18

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Se encontraba sentado frente a la barra mirando al pelirrojo preparando el desayuno, Dae estaba en el sillón viendo un programa de variedades, después del susto que les había metido a esos chicos les prometió que no volvería a dejarse enfermar por la depresión en la que se encontraba, a pesar de que aun lloraba por las noches se comía todos los alimentos sin rechistar, era como un niño pequeño que debía ser supervisado las 24 horas del día. Consideraba a esos dos chicos sus hermanos aunque notara la atención "Especial" que Dong Wook le estaba prestando esos días y su forma inusual de tratarlo.

–Bueno, aún tenemos una semana y después nos iremos a Estados Unidos –hablo el mayor dejando el desayuno frente al rubio, un par de huevos con tocino y un pan con mantequilla.

–Lo se hyung –el castaño se levantó estirando su cuerpo –iré a darme una ducha, ahora vuelvo –dejo la cocina yéndose al baño.

–Y bien Precioso ¿emocionado por irnos a América? –se recargo en la barra sonriéndole de lado al menor quien se mantenía callado mientras ingería sus alimentos.

–Pues, creo que sí, siempre he querido a New York o a los Ángeles –sonrió un poco.

–Me alegro, conoceremos muchos lugares y te llevare a comprar mucha ropa –paso su mano por las mejillas del rubio, este se removió inquieto y retiro su mano con suavidad –Jaja, tranquilo hermoso no te hare nada... que tu no quieras –alzo sus cejas provocando incomodidad en Ji Yong –arréglate, hoy iremos a una cena y me vas a acompañar –dejo la cocina para irse a encerrar a su habitación.

Sumido en la soledad Ji Yong comenzó a recordar aquello que lo torturaba todos los días, Choi Seung Hyun. Lo extrañaba como nunca pero le dolía saber que el mayor no parecía tan afectado por su repentina huida, no lo busco ni nada por el estilo, era obvio que había festejado su partida llevándose a cuanta golfa se le cruzaba en frente –No volveré, jamás –aseguro apretando los puños con fuerza –te voy a olvidar –apretó los labios tratando de detener las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.

...

Seung Ri miraba por aquella ventana el paisaje de Tokio, dejo salir un suspiro mirando con cierto rencor su teléfono celular.

–Señor, aquí está la persona que estaba esperando –su viejo mayordomo dejo entrar a un hombre de alta estatura.

–Gracias Sung Jae, retírate –el hombre obedeció dejándolos solos.

–Mi señor –se inclinó en forma de respeto –aquí tiene lo que pidió –le dejo un sobre rojo en el escritorio del pelinegro.

–Y bien Takeshi, dame detalles –tomo asiento indicándole al investigador que hiciera lo mismo.

–De acuerdo con el rastreador que se encuentra en el celular del señor Kwon, el aparato se encuentra aún en el edificio de Seúl, pero según uno de mis informantes se sabe que después de un altercado entre Choi y Kwon, el chico huyo, se fue con uno de los guardaespaldas, si mira las fotos vera que hay una marca de un hematoma en el pómulo derecho –Seung Ri se levantó de golpe

– ¡¿ESE HIJO DE PUTA SE ATREVIO A PONERLE UNA MANO ENCIMA?! ¡LO VOY A MATAR! –grito furibundo asustando al investigador.

–Se-señor, por lo que se la última vez que se le vio fue comprando un boleto a Manila, la razón por que no se haya comunicado es porque no lleva su celular consigo –Ri seguía mirando hacia el escritorio, con las manos hechas puños y la respiración irregular.

–Gracias Kaneshiro, estate al pendiente y compra un boleto para Manila solo mándame los gastos –el hombre se levantó dejando al jefe de la Yakuza en ese estado de furia total.

Ri se sentó de nuevo en su silla de cuero –me las vas a pagar maldito desgraciado –saco los papeles que le había entregado el investigador para comenzar a revisar, una secuencia de fotos capto su atención – ¿Con que te gustan las putas eh? ¡Sung Jae! –grito con fuerza provocando que el hombre no tardara dos segundos en atender a su llamado

–Dígame mi señor –

– ¡Llama a Kaneko, la necesito inmediatamente, le tengo un trabajo! –el mayordomo asintió desapareciendo por la puerta.

...

Siguió recostado sobre aquella cama mullida que había estado utilizando las últimas dos semanas después de la partida de Ji Yong, el lugar apestaba a cigarros, alcohol y sexo, un asco totalmente, Young Bae le había abandonado completamente alegando que era una porquería de persona y hasta que recapacitara por él mismo regresaría.

–Todos... todos son unos hijos de puta –cerro los ojos, en su mente apareció la imagen de Ji Yong, su sonrisa encantadora y bonita, sus ojos color miel, su nívea piel "–Seung Hyun yo te amo, detente por favor –"esa horrible imagen de él violándolo comenzó a taladrar su cerebro –TE AMO MI AMOR, TE AMO MI VIDA, TE AMO JI YONG –se llevó las manos a la cabeza comenzando a gritar como loco.

Las horas pasaron y ya se encontraba algo ebrio –Va-vamos a salir Park Min, ten el auto listo –de nuevo esa asquerosa rutina de coger putas en la calle para follar ¿Qué mierda pasaba por su cerebro? Nada, no había nada de cordura en su mente, su coraje era el que lo controlaba con esas estúpidas acciones.

Aquel deportivo azul se estaciono en una conocida calle de Gangnam que se encargada de prestar esos servicios. Varias mujeres se acercaron con la intención de ofrecer una noche con el hombre atractivo dueño de auto pero este las ignoro hasta que una rubia de cabellos cortos delgada y no muy proporcionada del pecho se acercó hasta él.

– ¿Buscas una noche divertida guapo? –esa mujer le recordó tanto a Ji Yong que no dudo ni un segundo en meterla en al auto. Llevaba una camisa algo holgada transparente que mostraba que no llevaba sostén y una falda entallada y corta color azul marino.

– ¿Cómo te llamas preciosa? –pregunto metiendo mano dentro de su falda palpando con los dedos su intimidad ya húmeda.

–Kaneko, Oppa –sonrió sensualmente, gimiendo al sentir como era penetrada por esos gruesos dedos.

La llevo cargando hasta la habitación, los guardaespaldas se encargaron de cerrar y asegurar la mansión ignorando las acciones de su jefe pero bien sabían que todo eso se debía a la huida de su esposo, ese chico rubio que los trataba muy bien.

Dejo a la chica de piernas abiertas sobre el colchón, se recostó sobre ella comenzando a arrancarle las prendas, su rostro algo que le recordaba a Ji Yong, quizás el rostro o la pálida piel, en ese momento en su ensoñación era a su rubio esposo a quien besaba con ímpetu.

Se dejó caer de espaldas cuando la chica se auto penetro comenzando a cabalgarlo chillando de éxtasis – ¡JI YONG! AAHHH AHHH ¡MUEVETE MÁS JI! –grito al borde del orgasmo hasta que la tipa detuvo los movimientos.

–Aahh ahh -gimió ella haciéndose hacia atrás y sacando algo de su falda.

– ¿Q-que carajo? ¡¿Por qué te detienes?! –pregunto molesto.

–V.I.C.T.O.R.Y Oppa te manda saludos –se quedó como piedra al escuchareso –dice espera que te vayas al infierno –saco una navaja empuñándola paraenterrársela en el estómago – ¡MUERE CHOI SEUNG HYUN! –grito como loca.   

No podría enamorarme de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora