23. Paseo en Baltigo

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La visita en el hospital terminó.

Así como Dragon lo pidió, el fue el último en pasar, completamente solo, con el resto de familiares alguno que otro sonido de desorden... la visita del padre fue de lo más silenciosa y breve posible, nadie dijo nada al respecto, quizás porque no lo notaron o simplemente no les importaba, excepto a Luffy, el pensaba que su padre ni acercarse a Ace debería por lo que hizo después de su coma... un rotundo misterio aún.

Aunque no se notaba, el pelinegro estaba muy metido en sus pensamientos, se sentía muy alegre por el despertar de su hermano, pero a la vez se sentía algo confundido, extraño por todos los sucesos y lo repentinos que estaban siendo... se sentía algo estrezado y ansioso por toda la situación.

Por otro lado, literalmente, Nami seguía confundida por todas las cosas que Ace había dicho ¿realmente conocía si quiera la mitad a Luffy? su pasado era un enigma, algo que no lograba descifrar y que seguía sin conseguir que le revelasen, cada vez que lo intentaba solo hacía sentir incomodos a los ahí presentes ¿es que jamás descubriría porque Luffy odia a su familia? ¿porque odia a su padre? no lo sabría por el momento.

-Hey, Luffy, Nami, hora de irnos.- Habla Sabo sacando de su trance a la pareja

Los dos se sobre saltan y rápidamente hacen caso a las ordenes del rubio.

Mientras caminan, Luffy no puede evitar voltear por última vez el cuarto donde estaba internado su hermano, aunque por fin había despertado le tomaría al menos un mes el que lo dieran de alta, así que estaría sin ver a su hermano por un largo tiempo. 

...

Luffy y Nami se encontraban nuevamente en sus pensamientos, esta vez de regreso en el auto de Makino, realmente no duraron tanto como esperarían, solamente eran las cuatro y media de la tarde.

De repente, los pensamientos de ambos por fin se rompen gracias a un gesto en especial... el rugir del estomago de Luffy.

-Hay... tengo hambre.- Replica el pelinegro

-Si ahora que lo pienso, es algo tarde.- Responde la pelinaranja

-Descuiden, en un momento llegaremos a comer.- Habla Makino

-¿¡Enserio!?- Exclama emocionado y babeando 

-Si si, descuida Luffy

-Shihihi, genial, ¿que nos prepararas Makino? adoro tus hamburguesas o tus costillas a la parilla.- Describe Luffy mientras se le hace agua la boca 

-Oh ¿Makino san cocinará?- Pregunta Nami

-¿Huh? N-no, Luffy que cosas dices

-¿Eh? entonces... ¿donde comeremos? 

-En casa de tu padre con la familia

-...

-¿Luffy?- Pregunta Nami

De solo escuchar esto, Luffy se puso cabizbajo, su emoción y ansias de comer desaparecieron.

-No quiero...- Murmura el susodicho

-Luffy...- Resonga Makino

-¡No! no quiero estar ni un minuto más cerca de esos bastardos en el resto del día

Nami miraba la situación consternada, cada vez que Luffy revelaba esa faceta de odio... le dolía verlo así, no era el Luffy de corazón de oro de siempre, le dolía tanto verlo así.

-Luffy tampoco seas un payaso, si no comen en casa ¿donde comerán?

-Huh... espera un momento.- Dice Luffy mientras hurga en su pantalón, sacando de uno de los bolsillos un billete de 500 dolares.- ¡Ajá! sabía que lo había dejado en algún lado, tu regalo de navidad de hace tres años ¡lo encontré!

Mi soldado rebelde (LuffyxNami) LuNaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora