30. Por lo que amo

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El enorme prado se alzaba con grandes carpas y toldos blancos, algunas mesas de esas para las reuniones más casuales posibles, desplegables y blancas, feas y sucias pero que con un simple mantel podían ser candidatas a estar en un restaurante de 5 estrellas.

Makino decoraba las paredes con algunas telas rosas y un par de pegatinas, mientras preparaban el letrero de letras doradas "Felicidades Ace", celebrando el despertar del hijo mayor.

El resto de la familia también ayudaba, mientras algunos se preparaban.

Dragon por otro lado, miraba desde la ventana parado como de costumbre, brazos atrás y piernas juntas, observaba todo, le dolía un poco, no estaba seguro si aquello era buena idea, su arrepentición solo se hacía más grande de solo recordar a las dos personas que en el pasado dañó. 

Ciertamente no merecía que lo perdonaran, ni los podía obligar a ello, pero simplemente no deseaba que su vida terminase de esa manera, si deseaba vivir en paz en el otro mundo junto con su amada... tenía que arreglar las cosas

Por otro lado, en la habitación de Luffy...

-¡Luffy! ¿puedes pasarme ese perfume?

-S-si ya voy

El pelinegro entreabre la puerta y mete el brazo sin mirar para entregar el perfume, Nami no quería que la viesen desnuda mientras se cambiaba.

-Gracias

Luffy buscaba desesperadamente un pantalón limpio y bonito, pero no encontraba nada, al final terminó haciendo la recamara un desastre, suerte que Nami aún no salía del baño.

-Mierda mierda mierda...

Nami por otro lado, se colocaba el perfume olor a mandarinas que adoraba, resultaba que Luffy odiaba el olor a rosas o a fresas, por lo que optó por el que más se asemejaba a su "esencia natural", ya que aunque los halagos de Luffy sobre esto le encantaban, tampoco era como si quisiera oler a sudor o a sabanas durante el resto del día.

Mientras se peinaba un poco, aún sin camisa, dejando ver su sostén rojo y su plano abdomen, que notaba que estaban un poco más... ¿crecidos? sospechaba que fue por todo lo que tuvo que pasar en Marineford, nunca se imaginó a ella misma con algún tipo de músculo sobresaliente.

-...¿Que estarán haciendo?- Divaga la pelinaranja recordando a sus nuevos amigos de la escuela militarizada

En cierta manera extrañaba un poco ese lugar, tuvo altos y bajos pero... fue gracias a ella que encontró verdaderos amigos, y a su primer amor, y posiblemente el único.

Al voltear para recoger la camisa que usaría, nota en el perchero algo raro, ahí se encontraba su sombrero de paja, aquel que ella recordaba Luffy adoraba y consideraba su tesoro o algo parecido, le extrañaba que estuviese en ese lugar.

-Tal vez no lo tomó antes de que yo entrara, se lo daré más tarde

Tras un par de minutos (20, no tantos) finalmente aparece, y Luffy continuaba sin pantalón.

-Mierda Mierda

-Luffy, ya he terminado de... ¡Kyah!- Nami se sonroja al ver a Luffy en boxers.- ¡Luffy! ¡¿Porque aún no estás listo?!

-Eh, no encuentro mi pantalón

Nami rueda los ojos y luego toma una prenda que seguía en la tabla de planchar.

-¿Y esto que es?

-Eh... bueno

-Anda pontelo 

-Shishi, gracias Nami

El pelinegro se coloca el pantalón y después toma el cinturón, e igualmente lo coloca.

Mi soldado rebelde (LuffyxNami) LuNaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora