III- De Robin a Nightwing.

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Tras las clases, en las cuales las "chicas dimamita" estaban venga a cuchichear, llegó la hora de la comida, Alfred nos vino a recoger a la puerta. Yo salí algo tarde, por lo cual Damian me estaba esperando dentro, malhumorado. 

En la mesa, Bruce no estaba. 

-Alfred, ¿y Bruce?- tenía que contarle la visión. 

- El amo Bruce está en la torre Wayne, trabajando.- respondió. 

-OK, gracias.- Este sonrió muy levemente y asintió para irse a por el segundo plato. 

Durante la comida noté la especial alimentación del chico. 

-¿Eres vegetariano?- este me alzó una ceja con soberbia. 

-¿No lo ves o quieres que te lo dibuje?

-Eh, te relajas, solo me ha parecido curioso.- alcé las manos. 

-Pues a mí me parece curioso que sigas comiendo como una cerda, a pesar de mi consejo.- soltó Míster lengua bífida del año. 

-¿No puedes suavizar las puyas?- suspiré.- Sé que no te caigo bien... 

-Así es. 

-Bien, pero es mejor que me ignores a esto, es ridículo.

-Perdona, pero tengo que enseñarte tu sitio y salvar el honor de la casa.- bufó. 

Suspiré, solo terminamos en comer en silencio.  Ambos tomamos caminos distintos al salir del comedor.  Estuve dos horas haciendo deberes de clase, bueno, hice casi todos; me salí a practicar una canción a la impresionante sala de música Wayne. Era enorme, de paredes blancas, grandes y amplios ventanales con salida al patio trasero, pues se localizaba en la primera planta. Había muy buena calidad de instrumentos de cuerda, como una viola Stradivarius, algún instrumento exótico de percusión y rarezas del viento madera; a su pesar, no había demasiada variedad. Mi cuerpo comenzaba a resentirse del primer día de escuela, mi cerebro gritaba por que dejase de pensar y preocuparme. Me forcé a trabajar una canción al piano, pero muy rápidamente mis manos se pinzaron y tuve que parar la melodía de golpe. Se me saltaron las lágrimas... 

"Realmente soy una floja con mucha sensibilidad."- cerré el piano.- "Estoy muy cansada, quizás pueda echar una cabezada y luego sigo trabajando..."- saqué el móvil que Bruce me había entregado, en esos momentos no era buena con la tecnología actual, sabía funcionar un casete o los teléfonos de botones, pero uno táctil y con detector de huella dactilar y muchas otras funciones novedosas se me hacía complicado. De todas maneras intenté poner una alarma que me despertaría media hora después... Sí, lo intenté. 

Caí en un profundo sueño encima del tablero del piano. Solo abrí los ojos, porque sentía como mi hombro era zarandeado suavemente. 

-Ama Cyl, despiértese, por favor.- El hombre me miraba con su habitual seriedad. 

-¿Alfred?- mi mente vio que la luz del cuarto era anaranjada e instantáneamente me desperté de golpe, con mi corazón a punto de un ataque.- ¿Cuánto he dormido? 

-Ama Cyl, la cena está lista para ser servida, la esperan a usted.- salté de mi sitio, avergonzada. 

-S-Sí, vamos.

En la puerta del comedor, llamé y abrí sin esperar permiso. 

-Llegas tarde.- Damian me saludó con dureza. 

-Ah, bueno... 

-Al menos estarás más descansada, ¿no?- Bruce me miró con diversión. 

-Sí.- sonreí, quitando mi preocupación por el incidente. 

Una más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora