LXXVII - Un funeral de muerte.

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El día amanecía nublado, estaba lloviendo; gruñí.

*Odio este puto día. *-me acogí a todos los peluches... Menos la Cabra de peluche, que Mostaza no me permitía cogerlo.

-¡Meeeee!

-Mostaza, no quiero levantarme. - hablé desde las almohadas.

<<Ama Cyl, espero que ya se haya despertado, a las diez y media viene el señorito Derek.>>- escuché desde el pasillo al mayordomo de la Mansión.

Me levanté y me restregué los ojos.

-Oh, hola, Derek. - comencé a murmurar mientras me cambiaba para ir a desayunar.- No podré ir al funeral, me siento muy enferma y no quisiera volver a vomitarte los zapatos. - terminé de cambiarme y salí dando un portazo. - O, lo siento, no podré ir, Mostaza se ha comido unas cuchillas de Damian y me voy a ir al veterinario;- entré en el comedor, donde estaban todos, sí, hasta Selina y Roy. - o, no puedo ir, verás Derek, Roy se ha disparado en el pie y estoy acompañando a Jason en el hospital.

-Padre, ¿deberíamos de devolverla a la realidad?

-Creo que es su manera de distraerse de lo que va a pasar luego.- Dick trató de comprenderme.

-Es muy cruel, yo no me dispararía a mí mismo... ¿Chi-chicos? ¿JASON? ¿Cómo podríais pensar eso de mí?- se señaló afligido. - Sois unas malas personas, esto realmente es un complot contra mi persona.

Seguí inventando hipotéticas escusas mientras me preparaba para el funeral. Me puse un vestido de vuelo de gasa negra, escote corazón que terminaba con hombreras de encaje, una chaquetilla torera negra de satén con botones grises; el conjunto de pendientes y collar de perlas negras de Wendy y unos tacones de aguja altos de punta cerrada que en el talón llevaban lentejuelas y brillantes grises con unas alas de mariposa negra que sobresalían. Cogí un paraguas negro y una cartera con mi móvil, unas gafas de sol oscuras, algo de dinero y la pulsera de Jason. Me maquillé solo con raya negra, rímel y los labios rojos oscuro mate.

Al salir, seguía reguía refunfuñando una escusa buena.

-Wow, Cyl, me dan ganas de ser el muerto.-Jason me miraba intensamente.

-No puedo ir al funeral porque me he torcido el tobillo con estos taconazos... Gracias, Jason... - seguí caminando para esperar a Derek en la Salita de visitas.

-Cyl, estás bellísima, el negro te queda fabuloso.

-Gracias, Richard... Así que me temo que como Damian tiene una indigestión de patatas...

-Vas muy guapa, espero que nadie se te acerque, solo por su salud.

-Gracias, Damian... Pues me tendré que quedar en casa...-al final llegué a la Salita y me senté.

-Cyl, vas a deslumbrar,- Tim me sonrió, pero seguí con mis cosas. - creo que deberías parar con eso.

Todos mis hermanos, Selina, Bruce y Roy estaban en la sala.

-Siento mucho el no poder ir, anoche estuve con mis amantes y hoy me duelen insoportable mente las caderas, me temo que no puedo andar. - dije mientras miraba a Tim, todos se quedaron ojipláticos, Selina se rió, este se sonrojó bastante.- Gracias, Tim, y, por favor, mis ojos están arriba.

-¡Yo no he hecho nada!- chilló avergonzado.

-Hija, ¿has terminado?

-Ahora sí, ya que no se me ocurre nada más.- bufé.

-Ama Cyl, le prometistió al señorito Bayle que iría a apoyarlo.-El anciano me miró severo.

-Y no sabes cómo me arrepiento, Alfred.

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