La fortaleza oscura. [Zed x Syndra]

14. Nada es lo que parece.

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Syndra.
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Ya que me había decidido en que hacer, volví a caer en cuenta en el lugar que estaba, y realmente no es que me moleste estar sobre él, pero me sentí tan avergonzada que lo único que pude hacer fue volverme a hundir en su pecho, por otro lado, el parecía cómodo con todo esto, quizá ha tenido muchas amantes, de todas formas le preguntaré a Ahri mas tarde, preguntarle a Zed será hablarle a una pared, a veces le pregunto cosas, y no las responde porque simplemente no le sale del ****.

Me alteré, calma.

-Si alguien entra y nos ve así mal entenderán las cosas.-
Dijo el rompiendo su silencio, que a mis ojos era eterno, estos pocos minutos me hice muy familiar de su voz, cuando deja de hablar me obstino.

-¿Eh?, ¿Por qué?-
Aún no caía en cuenta de la situación.

-Si alguien entra, a la perspectiva de la puerta, parece que estamos haciendo niños.-
Dijo sin inmutar ese semblante serio e indiferente, pero de alguna forma, se notaba que quería reír.

Sentí mi rostro calentarse, la piel ponerse de gallina, mareos, subida de azúcar, hipertensión, hipotermia y hasta artritis en ese momento.

Por lo que respectivamente floté hasta el techo, y creando un orbe, lo mandé en su dirección, a una velocidad que tranquilamente fulminó su cama, y gracias a quien sabe que el que él no lo este.

-¡I-idiota!, ¡No debes de decir esas cosas cuando estoy tratando de ser romántica!-
Solté sin tapujos por la frustración.

Pero su reacción fue más tierna de lo que esperaba, mientras yo flotaba, él puso una rodilla en el suelo, estirando su mano en mi dirección, a la cual tuve que bajar para tomarla, en eso me jaló a él, haciendo que me siente en sus piernas, se dedicó a acariciar mi cabello y a mirar mi rostro, no despegaba su mirada, lo sabía por qué yo no dejaba de hacerlo.

La forma en que me miraba era algo que realmente había anhelado hace mucho y olvidado, en algún momento hablé a alguien sobre encontrar mi verdadero amor, que me mire tanto como un pirata a un ruby, sin embargo, soy yo la que se ha embobado con sus ojos carmesí.

Brillan de una forma que nunca me cansaré de admirar.

Quiero ver si apagando todas las luces siguen brillando, ¡Producción!

Bueno no. Se extrañaría y pondría el yelmo, y es lo que menos deseo, ya que el justo ahora, está sonriendo, de una forma en la que creo nunca vi, su mirada me dice que es algo más que solo un humano, la curvatura de sus labios haciendo ese arco para acentuar su estado de ánimo es tan perfecta, que para entender su perfección, para poder descifrarla, para poder leer lo que pasa por su cabeza y todos sus misterios, ni el explorador Santangello aceptaría tal misión, es como pelearse con un dedo contra... no sé, ¿el Monte Targon?.

Las cosas que te puede llegar a hacer sentir una sola persona son increíbles, nunca pensé que fuera de Ahri llegaría a conocer a alguien que me soporte, y mucho menos un asesino con poca paciencia.

Él es como mi polo opuesto y mi alma gemela.

-Eres demasiado complicado.-
Dije sonriente por el contacto de su mano con mi cabello.

-¿Tienes algún problema con eso?-
Preguntó el haciendo amague a que dejará de acariciarme, a lo que la tomé y la puse en mi cabeza otra vez.

-El único problema aquí es que me quieras dejar de acariciar.-

-Estas exactamente igual a Ahri cuando le haces cariñitos en el mentón o en la cabeza.-
Ante ese comentario me extrañé.

Incliné mi cabeza extrañada a lo que el alzó una ceja con una media sonrisa.