6. En camino a la capital. 《Especial》

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De ser posible habría matado al pistolero, pero considero que su muerte tiene que ser lenta y dolorosa, que sufra tanto que deje de lado ese papel de actor ridículo que tiene de "artista".

-¡Auch!-
Me quejé mientras Ahri curaba una herida en mi hombro, hecho por la rapidez de Akali.

-Nadie te manda a hacer las cosas solo.-

-Un ninja trabaja mejor solo.-
Respondí muy fiel a mi creencia.

-Pero no si te vas a morir, si no trabajes.-
Ella a pesar de ser una Vastaya, podría decir que era mi mejor amiga, ya que siempre ha intentado ayudarme ya sea con información u otras cosas como esta por ejemplo.

Syndra estaba ordenando a mis acólitos, ya habían pasado 3 días desde aquel incidente, de los cuales yo estuve 2 dormido debido al cansancio.

Ella junto con Kayn tomaron las riendas de la orden, y se desempeñaba muy bien, era estricta y sus entrenamientos a los que usaban algún tipo de magia era muy útil, y Kayn se encargaba de entrenarles en cuerpo a cuerpo y dominio de armas, lo cual compensaba de alguna forma mi falta, total, el ya casi domina el arte de las sombras a la perfección.

Kinkou estaba herido y sin duda estaría alejado un tiempo mientras se recuperaban de semerenda paliza.

Una kumiho con muchísimos años de experiencia.

Una bruja con una habilidad para reunir magia descomunal.

Un ninja inexperto pero innecesariamente letal.

Y un ninja que conoce secretos tanto como del equilibrio como de sus propias artes.

No tenían oportunidad aunque luchemos separados, la diferencia de poder es absurda.

Creo que por esta vez no estuvo mal que trabajemos juntos...

Caminaba inspeccionando las rutinas de los discípulos más prometedores, y al notar mi presencia se esforzaban lo más posible para que en el mejor de los casos no reciban correcciones, que ya de por si es un gran halago.

-Maestro, en la capital va a haber un festival, se va a conmemorar la muerte de alguien, y esas cosas, y pues bueno...-
Kayn juntaba sus dedos índices e inflaba las mejillas, evidente señal de que quiere ir.

-Quieres que te deje ir.-

-Quiero que vallas conmigo, Syndra y Ahri irán y ya se están arreglando para no verse tan... reconocibles.-
El que vallan Syndra y Ahri ya resulta algo más seguro, pero es la capital, cualquiera reconocería a Kayn y a mí de usar yelmo.

-¿Y cómo porque yo tengo que ir?-
Pregunté cruzándome de brazos.

-Porque la maestra se peinó, y se ve muy atractiva, y si va sin usted alguien se la va a espantar.-
Su forma de convencerme era más que obvia, usaba los celos.

Me molesté de siquiera imaginarme ese momento, así que me di media vuelta y caminé a mi habitación.

-Los veo afuera en media hora.-
Pude escuchar la risa triunfal de Kayn mientras yo me perdía en los pasillos.

Tenía que decidir qué haría con mi apariencia, ya que estaba negándome rotundamente a mostrar mi rostro.

En ese entonces, Yahir, un viejo shurimano que era mi discípulo casi desde que inicié la orden, pero que no resaltaba del todo me detuvo.

-Maestro, parece estresado.-
Dijo con esa voz tan calmada y cordial.

Su apariencia era bastante saludable, a pesar de ser incluso mayor que yo, mantenía la apariencia de alguien que apenas rozaba los 30.

La fortaleza oscura. [Zed x Syndra]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora