11. Shurima y los "Ascendidos".

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Llevábamos un día de camino, de no ser por el viejo ya me habría perdido sin duda, a pesar del cielo ser estrellado y limpio, aún más que el Joniano debido a quien sabe que, quizá por la topografía, no podía identificar estrellas que me guíen a mi destino, por otro lado el viejo se conocía el desierto muy bien, se guiaba incluso por dunas, piedras y pequeños oasis.

El lugar es la viva imagen de la desolación y hostilidad, el sol no da tregua, y el viento te hace pensar que en cualquier momento te cortará o mandará a volar.

-Chico, ¿Ves eso?-
Preguntó el viejo mientras señalaba unas ruinas bastante lejos.

Asentí con la cabeza, tenía que forzar la vista, pero era más que notable que eran ruinas.

-Alguna vez allí, pelearon los antiguos ascendidos contra criaturas excesivamente raras, y con una fuerza y salvajismos que ningún ser de este mundo poseen.-

Sabía bien que los antiguos ascendidos de Shurima eran aquellos bañados con la luz del disco solar, se volvían seres poderosos, como el actual Azir, que hasta ahora se supo de su resurrección, junto con eso el renacimiento de su antigua ciudad legendaria y reconstrucción.

Esa noticia dio vuelta al mundo conocido, ya que ha renacido una de las potencias bélicas que existen creo desde antes de las guerras rúnicas si no me equivoco.

También está el ascendido Renek... eso. Y un ser que fue bañado en luz solar y no la merecía, volviéndolo un manojo de energía Rúnica ahora llamado Xerath.

También hay rumores de un tal Nasus rondando por el desierto, pero de él no se sabe mucho más que apareció en un pueblo hace varios años.

-¿Contra quienes pelearon?-
Pregunté curioso.

-Los Darkin.-
Al escuchar esto miré a Rhaast, quien estaba escondido entre las cosas.

-Los Darkin son ascendidos que fueron corrompidos por una extraña fuerza, dándoles sed de sangre y guerra, lograron sellar sus almas volviéndolas armas, que necesitan de un cuerpo para poder moverse.-
Por instinto toqué mi brazo cubierto por la piel darkin.

De ser todo esto cierto, creo que Rhaast puede ser bastante odiado por esos ascendidos, y de preferencia no me quiero encontrar con alguno.

La paleta de colores cambia mucho desde Jonia hasta aquí, fui de un sin fin de color, flora y fauna a ver una arena tan densa y extensa que apuesto es más grande que el continente Joniano.

El viejo y yo seguimos platicando por días, siempre tenía una historia para contar y era muy buen lector, ya que había leído mucho sobre Jonia, y sabía de ese lugar incluso más que yo, que vivo en él.

No pasamos hambre, él sabía en qué lugares se podía cazar la comida, en qué lugares encontrar agua y demás, fue muy útil su compañía, pero faltando solo un día de viaje y ya viendo la cordillera de Targon en el horizonte, sucedió algo que no me esperaba.

-Alto...-
Dijo el viejo deteniéndose en seco, mirando a todos lados, alerta.

Yo hice lo mismo, pero no veía nada interesante, así que saqué un catalejo del equipaje.

-Allá, no podremos huir.-
Nuevamente dijo al tiempo que buscaba algo en su equipaje.

Vi en la dirección, y pude ver una nube de tierra ser alzada por algo que venía a gran velocidad, de ser un grupo de bandidos seria sencillo matarles incluso con un par de dagas, pero lo único que logré ver fue algo como un lomo sobresaliente del suelo, lo que me llevó a una cosa.

-Rek'sai.-
Nuevamente habló el viejo, sonaba a antiguo Shurimano y yo no sé ni miércoles de eso, pero supuse era su nombre.

-Sé que eres fuerte, se te nota en la mirada, tienes un aura potente, si peleamos juntos, podremos vencerlo.-
El viejo saltó del gran animal, pensé que se mataría debido a la altura, pero al caer, este se puso de pie, volviéndose mucho más alto, tomando una especie de martillo o hacha muy grandes.

La fortaleza oscura. [Zed x Syndra]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora