Prologo

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Un día común, el templo lleno de estudiantes, Kayn parece esquizofrénico cuando habla con Rhaast, constantes supervisiones de enfrentamientos entre mis alumnos y de vez en cuando realizar misiones.

Tengo un objetivo el cual debo de cumplir, y ni los Vastaya, ni Kinkou ni nadie va a detenerme, es mi voluntad.

Y mi voluntad se cumplirá.

-¡Maestro!, tiene visitas.-
Dijo Kayn con su tono jovial y alegre que a veces me da dolor de cabeza.

-¿Quien?-

-Bueno... Es una Vastaya/gato y parece conocerte.-

-Que se valla, no la dejes entrar, solo trae problemas.-
Dije sentado en algo similar a un trono en una gran sala donde numerosos discípulos con sincronización perfecta hacían un entrenamiento/rutina.

-Zed, no sabía que me odiases tanto.-
Una voz femenina y un tanto seductora apareció a mi lado.

Kayn ya no estaba, más tarde le daré una reprimenda.

-Tu solo traes problemas contigo, siempre que apareces termino en una mala situación.-
Recosté mi cabeza sobre mi puño y mi brazo se apoyaba en el posa brazos del trono.

-Este te puede interesar, ¿Alguna vez escuchaste hablar de "El templo en el cielo"?-
Su tono coqueto no cambió, se sentó en el otro posa brazos de forma bastante sensual que llamó la atención de varios de mis acólitos.

-No lo sé, no me interesa.-

-Se dice que en ese lugar hay un sin fin de potenciadores de poder, con ellos podrías aumentar tu fuerza.-

-Te escucho.-
Odio que sepa llamar mi atención.

-Está 50km al noroeste de aquí, te recomiendo llevarte una cuerda, en ese lugar podrás encontrar cosas como el perdido "Tormento de Laundry" o "La hoja crepuscular".-
En definitiva tiene mi atención.

-¿Que ganas tú con eso?-
Pregunté mirándole de reojo.

-Hacer que me debas un favor.-
Su sonrisa llena de malicia en definitiva me da mala espina, pero si esas cosas están en ese palacio tengo que subir.

Pero lo haré después, aún tengo cosas que hacer, hace poco un par de Vastaya asesinó un buen número de mis discípulos y liberó uno de los puntos que usaba para corromper la magia del lugar y me he alistado para ir a recuperarlo.

Ahri solo da problemas, así que cuando tenga tiempo libre iré a por el templo...

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Syndra.

-Este palacio me aburre a veces...-
Dijo mientras pasaba página a un libro que había leído ya demasiadas veces.

Normalmente al ver su cabello plateado a lo lejos correrían despavoridos, después de todo es "La soberana oscura", mas ella sigue siendo alguien joven, ciertamente su forma de pasar el tiempo a veces puede ser un tanto enfermiza, pero es debido a que lo único que ha recibido de parte de la gran mayoría de seres vivos, es hostilidad, odio, envidia y un sin fin de sentimientos negativos.

Nuevamente otro imprudente subió a la fortaleza, este se puede ver desde el ventanal de si habitación.

Ella con mucha clase, se levanta de su asiento sin tocar el suelo, con un flote lleno de gracia y sensualidad, bajó de su habitación hasta la entrada de su templo tarareando una canción que simplemente le parecía linda que escuchó años, muchos años atrás, un hombre robusto que sin duda tiene pinta de salir de Aguasturbias, mal oliente y desaliñado, pero con un porte de guerrero y semblante lleno de locura y lujuria al ver a la chica, con su largo cabello plateado, sus orbes color purpura claro brillante, un buen busto y una cintura y abdomen que daban apariencia de cuidarse mucho, unas caderas que solamente Ahri superaría y unas piernas suaves y blancas al igual que toda su piel, los rasgos tan finos de su cara, sus grandes ojos y sus cejas bien formadas, era la mujer perfecta a la vista del hombre.

La fortaleza oscura. [Zed x Syndra]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora