Capítulo 8

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Subí a mi cuarto y me encerré en él. Cogí el teléfono y le envié un mensaje a Niall. Necesitaba ayuda, y rápido. No tenía que haber sido así, si ella seguía siendo la chica del montón que yo me pensaba que era todo hubiese sido más fácil.

“¿Qué pasa si Nora cuando esta semidesnuda, con el pelo suelto y mojado está buenísima que te cagas? Dime, ¿qué hago?”

Niall no tardó en contestar.

“Que ahora empieza el juego de verdad.”

“Hijo de puta, sabías que esto iba a pasar.” Contraataqué.

Pensaba que iba a tardar un poco más, pero tío, ¿de verdad no creías que esa chica era una mina de oro?”

Dos golpes a mi puerta impidieron a que hinchase a Niall a insultos.

-¿Harry?

-Amm...sí.

-¿Puedo pasar?

¿Iba a querer sexo? Dios no estaba preparado para eso.

-¿A mi cuart…? Quiero decir, claro.

La puerta se abrió y Nora apareció con unos pantalones largos y esa misma camiseta de manga corta con la que la había visto antes. Me fijé en sus pechos, otra vez, y tuve que subir la mirada.

Al hacerlo vi que llevaba unas gafas de pasta de color negro y que se había recogido el pelo. Pero yo ya no veía a esa chica del montón, la veía realmente preciosa y, mierda, podía ver lo buena que estaba.

Sus ojos caramelo dudaron al mirarme tras esas gafas que eran más grandes que su cara.

-¿Te apetece cenar?

-Ahora mismo… no tengo hambre.

-Oh…-movió una rodilla, deduje que eso era cosa de su timidez- Pues voy a hacerme un bikini.

Dio media vuelta y al salir fue a cerrar la puerta.

-Oye Nora.

Abrió un poco más la puerta y me la quedé mirando de nuevo. ¿Por qué coño había abierto la boca? Tuve que decir lo primero que se me había venido a la mente.

-¿Des de cuando usas gafas?

-¿Perdón? –contestó frunciendo las cejas.

-Es que nunca he visto que llevases y ahora sí que llevas.

-Solo las uso por las noches, es la primera noche que estoy aquí así que normal que no me hayas visto con ellas. ¿Pero qué pregunta es esa Harry?

Cerró la puerta acompañada de una pequeña sonrisa. Rodé los ojos, había quedado como un jodido imbécil. Volví a tirarme a la cama, estaba desquiciado. Mi problema era que tenía a una chica viviendo conmigo y que esa chica estaba perfectamente cualificada para tener un polvo conmigo y no tirármela iba ser un reto para mí.

Mi teléfono sonó y vi que Louis era el que llamaba.

-¿Qué? –espeté.

-Problemas en casa, ¿no?

-¿Niall os lo ha contado?

-Algo así.

-Jodido cabrón, no se calla nada.

-Sabes que puedes dejar la apuesta cuando quieras, ¿verdad?

-Demasiado tarde para algo así; ella ya se ha instalado.

-No hay ninguna norma que diga que no te la puedes tirar.

-NO me ayudas. –remarqué el “no”- No es esa clase de chicas, ni si quiera sé con quién estoy viviendo Louis. Te juro que es una chica extraña, no quiere exhibir su cuerpo pero podría porque te digo que no está nada mal. –levanté las cejas- Simplemente me desconcierta todo esto, puede que porque es nuevo.

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