Capítulo 2

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Odiaba tener que hacer caso a esos capullos. Tenía menos de veinticuatro horas para decirle a esa chica que se viniese a vivir conmigo. ¿Quién cojones iba a aceptar a ir a vivir con un completo desconocido? Vale que yo era un jodido seductor y todo eso, pero era imposible que aceptase.

Estaba en el pasillo, apoyado en la pared esperando a que ella pasase para pedirle ir a hablar a solas. ¿Qué técnica iba a usar esta vez para llamar su atención? ¿Silbido? ¿Me acerco silenciosamente y le susurro algo? ¿La saludo con la cabeza?

Busqué en mi bolsillo los chicles de menta y me metí uno en la boca. Mastiqué y noté como explotaba en mi boca, arrugué un poco la nariz por la acidez y seguidamente tragué saliva.

Puede que estuviese un poco nervioso por el hecho de que todo esto era nuevo para mí. Ella no era al tipo de chica que solía cortejar y puede que mis trucos no funcionasen. “Tío que eres Harry Styles, las que no están a tu alcance mojan las bragas, seguro que esta con un simple hola la tienes” pensó mi subconsciente.

-¿A quién esperas, guapo?

Miré a mi alrededor y no vi a nadie, así que bajé un poco la cabeza y ahí vi a una chica que probablemente era más pequeña que yo. Sonreía de oreja a oreja y tenía las gafas de sol subidas apartando el cabello de su cara menos su flequillo. Rubia, ojos azules, pija, un poco bajita pero era mi tipo de chica.

-Puede que a ti y no lo supiese. –coqueteé.

Vi como logré sacarle una tímida sonrisa.

-Puede. –alzó las cejas- En realidad lo que yo quería era coger las cosas de mi taquilla.

Señaló tras de mí y vi que estaba a medio apoyar en su taquilla y en la pared. Con los nervios de la apuesta de los chicos no me había percatado que no me había apoyado completamente en la pared.

Di un pequeño paso hacia la izquierda dejando que la chica tuviese acceso a su taquilla.

-Gracias.

Asentí con la cabeza.

-¿Quieres un cigarro? Pareces nervioso.

¿A caso se me notaba?

-No, no fumo. –Arrugué la nariz, tampoco me gustaba que las chicas fumasen.

-Bueno pues tranquilo, está claro que aceptaré una cita contigo.

Alcé las cejas divertido, ¿se pensaba que estaba “nervioso” por pedirle salir a ella? Reí internamente.

Ella me miró sin comprender muy bien mi rostro.

-¿Qué? Es lo típico, ¿no? El chico espera a la chica en la taquilla para pedirle salir, después de llevar un tiempo mirándola en los pasillos y darse cuenta que le gusta.

Oh Dios, ¿había ido a coquetear con la loca de la universidad o qué?           

-No te había visto nunca. –afirmé.

-Pues a veces he visto que me miras.

Me encogí de hombros.

-Tengo ojos, observo a mucha gente.

Alcé la vista cuando escuche una risa de una chica que inundaba todo el pasillo. Y ahí estaba, la chica de los ojos miel montando un escándalo con su risa. Estaba hablando por teléfono y se tapó la boca al ver que se había reído tan fuerte y pude ver como sus mejillas se sonrojaban un poco.

Pasó frente a mí y ni me prestó atención. La chica de ojos verdes que iba a su lado sí se percató de mi mirada hacia su amiga y me miró con desaprobación.

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