Faced.

Capítulo 12

Estaba apoyada en la pared, murmurando cosas sin sentido. Sus mejillas estaban un poco enrojecidas y el pelo le tapaba parte de la cara.

-¿Nora? –pregunté.

Se levantó de golpe.

-Sí, ¿qué? ¿qué pasa? –dijo mirando a los lados.

Al verme, ladeó un poco la cabeza y parpadeo dos veces. Sus ojos estaban un poco rojos y tenía los labios excesivamente húmedos porque no dejaba de lamérselos.
Si había alguna chica a la que estar bebida le resultase extremadamente atractivo esa, sería sin duda, Nora.

-Harry. –concluyó.

-¿Has bebido?

Alzó las cejas.

-No. –dijo alargando la “o”.

-¿Estás segura?

-No.

Soltó una pequeña risa y yo sonreí.

-Del uno al diez, ¿cuánto crees que vas?

-No lo sé. –se tambaleó y volvió a sentarse- Es la primera vez que bebo.

-¿Qué? ¿Cómo puede ser posible eso?

-Pues….¿siéndolo?

-Suponiendo que es la primera vez que bebes, y que ya vas pedo, pues…estarás en el tercer nivel. No pasa nada, estás bien.

-Pues dame otro de esos. –señaló dónde habían las bebidas.

-¿Qué es lo que bebías?

Se encogió de hombros e intentó sonreír.

-Cada chico que se ha quedado conmigo me daba algo tenía gusto diferente.

Me la quedé mirando con el ceño fruncido. ¿Cómo que cada chico le había dado algo diferente? ¿Cuántos chicos? Seguro que todos habían intentado ligar con ella.

-¿Cuántos chicos?

-Tres, creo. –se miró los dedos-No sé pero eran MUY pesados.

-¿Te han tocado?

-¿Qué? –ladeó la cabeza.

-Que si te han hecho algo, si han intentado algo contigo.

-Hmmmmmmm….sí.

Me maldije internamente, dos veces. Una, por sentir que  no tendría que estar sola en una fiesta como esa y, dos, porque si ella no me importaba lo más mínimo, ¿por qué sentía que sí?

Soltó una carcajada.

-¿Te has visto la cara? ¡Vaya careto! –y siguió riéndose.

Sin dejar de negar con la cabeza me acerqué dónde estaban las bebidas y preparé dos whiskys. El mío más cargado que el suyo, ella ya tenía bastante por hoy.

Le entregué su vaso y ella lo cogió con las dos manos, como si tuviese miedo de que se fuese a caer. Me senté encima del mármol, frente a ella. Di un sorbo, y noté como quemaba bajando por mi garganta.

-Todo es una mierda. –dijo mirándose los dedos tocando el cristal del vaso.

-¿Por?

Sus ojos chocaron con los míos, parecía que me estuviese pidiendo a gritos que la ayudase, que la abrazase y que no la soltase nunca. ¿A caso era así o me estaba volviendo loco?
En todo caso, no hice nada, esperé a su respuesta. Se volvió a lamer los labios y frunció el ceño.

-No te ha pasado nunca eso de que… ¿te esperabas una cosa y luego ha sido otra?

-Sí.

Eso era exactamente lo que me pasaba con ella, creía que no me iba a importar lo más mínimo pero estaba consiguiendo todo lo contrario.