Heridas abiertas.

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Me creía y me mentía, poco a poco, que no se sufre por amor. Que, quizá, lo que yo había sentido hace mucho tiempo atrás ya era suficiente, pero ahora me daba cuenta que no. No había vivido tanto como lo pensaba.

Mi mente daba vueltas, tenía arcadas, y no podía parar de llorar. Sentía como mi corazón se rompía en miles de pedazos... y esas pequeñas partes de mí se regaban por todo lado. No había nada que yo pudiese hacer.
Cansada, con mis audífonos puestos, en una habitación oscura que se estaba convirtiendo en mi hogar, me hundía entre las sábanas calientes sintiéndome patética y completamente sola. Él me había dicho que me amaba, incontables veces, y yo me lo había creído sin dudarlo. Pero ahora no sabía si era verdad o no, si creerle o simplemente irme. Era impresionante todo lo que causaba. Mi pecho se encendía y sin poder controlarlo, sentía una sonrisa que se formaba en mi rostro para luego reír como una tonta cuando me hablaba. Pero no podía decírselo.

Me hacía daño.
Él, yo.
Nosotros.

Me hacía daño pensarlo y discutirlo. Decir una cosa y otra, sin que nada cambiase, partiéndonos en pedazos poco a poco.

Mis piezas no estaban en su lugar; se habían ido lejos hace mucho y no había podido encontrar la manera de intentar juntarlas. Llevaba heridas abiertas en mi pecho, en mi corazón, en mi cuerpo... en cada parte de mí. Heridas abiertas que él prometió sanar, pero que aún seguían igual, a pesar del tiempo. Cada palabra las abría más, cada lágrima quemaba en ellas, cada respirar dolía.

Sí, definitivamente estaba equivocada. No sabía nada. Sí se podía sufrir por amor, si es que lo pudiésemos catalogar así. Y el proceso hasta sanar no era nada bueno... nada deseado, nada fácil.
Me ahogaba con mis propios pensamientos y el agua salada que salía por mi cuerpo expresando mi pesar. Su voz, de alguna manera, calmaba mi yo interno y ordenaba el desastre que tenía en mi mente por ratos y que, a la vez, podía ser cuchillas clavadas en aquel cuerpo que alguna vez anheló de su roce... Lo necesitaba, pero no podía. No podía. Y no lo haría.

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