De ti ||

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.....♥

Aprecia lo que tienes antes de que sea tarde ¿Eh?

Cuando llego a aquel parque se encontró con la sorpresa de que tan solo habían un par de familias en el; de ellas un par se retiraba ya.

La presencia del castaño era nula, expulsando aire como loco apoyo sus palmas en la rodillas para así lograr calamar sus agitados pulmones. Jamas espero que una pequeña mano extendiera a su dirección un libro de tamaño bolsillo, lo suficiente gordo para caber en una mochila de entrenamiento.

De pronto su mente lo relaciono a su pareja.

Izo su vista y se topo con una mirada similar a la de su amante, solo que esta mantenía un brillo infantil y genuino.

—Tu debes ser el elegido. —Dijo con voz. Akashi se alzo pero de inmediato se arrodillo a su altura, le sacaría toda la información que él joven crio podía almacenar en su cabeza. — El guardián me encargo esto, dijo que se lo entregara a un caballero de mirada distintiva.

— ¿El guardián?

—Sip. —Señalo a la banca donde Furihata estaba hace buen rato. — Tenia tu misma estatura.

Esa descripción termino por convencerlo.

—Ese guardián, ¿Te dijo algo más?

—No, pero... —Le arranco de las manos el manuscrito. Busco entre sus hojas hasta dar con la que quería. —Escribió algo en esta pagina.

Sus orbes se enchinaron y volvió el cambio.

—Señor. —De nuevo el niño. —Sus ojos...

Ignoro lo que exclamo, su vista no de se desvió de lo que yacía ahí.

Un presente para ti, Akashi-kun.

—Firma, Furihata Kōki.

...

..

.

El día de su cumpleaños paso de lo nostálgico en su antiguo hogar; con esperanza de verlo por esos rumbos se quedo hasta la llegada de pascua y año nuevo, pero no llegó. Cada vez que la puerta se abría esperaba ansioso ver esa cálida sonrisa y un recibimiento agradable que solía hacer. Se rindió a las semanas después de enero.

Su vida volvió a lo que podía llamar normal.

La oficina, el papeleo, las juntas y demás. Noches en vela y con el móvil sonando a ton ni son; entre la semana sólo toca la mullida almohada alrededor de dos veces. Su antigua casa fue subastada y vendida; a decir verdad no quería recargos en su memoria, lo que consideraba pasado debía permanecer tal como era, en el ayer. Todas las cosas que Furihata dejo en casa fueron almacenadas por su asistente en una bodega.

En pocas palabras se convirtió en lo que su progenitor quería: un hombre digno —a su retorcida manera—, uno que se centrará tan sólo y unicamente en el deber de su labor; Tetsuya como el resto de sus compañeros de secundaria insistieron en verlo y calmar la bestia que se apodera de él al momento de descansar.

No acepto.

Sobo con insistencia las sienes de su cabeza para girar en la silla a uno de los cajones, saco una caja de medicina y tomo lo primero que encontró para satisfacer el dolor de cabeza.

"Sei-chan no deberías tomar las cosas a la ligera"

De buen impulso se acomodo en la silla y volvió el rostro cristal del retrato —el último—; su rostro fue lo mayor que alcanzo a divisar antes de enfocar bien y ver la silueta de su ex pasmada por la cámara: su complexión parecida a la suya. Sin embargo lo que más le gustaba de él era su voz, su sonrisa.

SencillamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora