Las olas chocan con la desgastada madera de mi barco, las frías aguas mojan mi ropa y nublan mi visión. El cielo nocturno tiene tres elementos que destacan; las estrellas, la luna y el cielo en si. Estos tres juntos cuentan una historia larga y profunda que alguna vez ocurrió.
A lo lejos, invisible se oculta un brillante y oscuro amigo, que con un solo rayo de esperanza busca algo en su vida.
El cielo se refleja en las frías aguas y las pinta de negro, las estrellan recorren las olas y se convierten en peces. La luna es como un gran faro que guía al cielo y le dice al sol: "Estoy aquí, ven. No esperes a que me vaya". El sol desesperado avanza lo más rápido que puede, su calor hace sudar a los planetas y aleja a las estrellas, las opaca. El sol, sin malas intenciones hace desaparecer del cielo a las estrellas y estas se llevan a la luna así, el sol una vez más ha perdido a su centro. Ha perdido a su bella luz, su guía.
Una y otra vez el sol busca acercarse, una y otra vez el sol quiere tocar a la luna pero, su tan sobrecogedor calor la aleja cada vez que la busca.
El sol triste pide un deseo, solo quiere poder mirarla a los ojos. La tierra, escuchó al triste sol, quería darle una alegría y darle gracias por iluminar los días, la tierra hizo todo lo posible para que el astro pudiese mirar a los ojos a la luna. La tierra quedó en completa oscuridad en modo de agradecimiento, la tierra le concedió al sol un corto pero, gratificante eclipse.
Mi barco poco a poco se acerca a la orilla, aquel radiante cielo se refleja en las aguas y llena lo más profundo de mi ser, me cuenta cosas que nunca he presenciado y pareciera que la luna trata de decirme algo. Luna, cuéntame que sientes, cuéntame por qué cambias y por qué brillas, cuéntame por qué tu redonda figura es esquiva y por qué te escondes tras las nubes. La luna avergonzada me cuenta que brilla por y para el sol, que cambia para poder mirarlo a los ojos y que no puede hacerlo, se oculta tras las nubes por vergüenza a que la vean, por vergüenza a que nuestros ojos la lean y se burlen de su guerra.
El cielo se oscurese y se nubla. He llegado a la orilla, la luna se esconde.
Piso la tierra y veo el faro, ella me espera en la cima. El faro se apaga a unos instantes de que puediera llegar junto a ella, se desvanece la luz por completo, está oscuro. El bello cielo se había apagado, la luna ya no se veía.
De pronto, alguien toma mi mano, toca mi cara y besa mis labios, me siento pleno.
La luz aparece entre la nada, un eclipse estaba en marcha, mis ojos miraron al cielo y vi a la luna, vi al sol, los vi a ámbos que se veían el uno a otro, un eclipse de no más de un minuto, bastó para que la luna y el sol fueran felices por una eternidad.
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Historias cortas vol.2
Short StoryPequeñas historias que son perfectas para leer durante la noche. ¿Tienes insomnio? Lee alguna de ellas.