Una trágica y macabra historia persigue al Internado Aigner desde el año de 1990. Fueron los homicidios de cuatro estudiantes y las desapariciones de dos de ellos, que marcaron una generación.
Sus cuerpos aparecieron esparcidos por los alrededores d...
"El mal siempre esta provocando mas miseria por la incansable necesidad del ser humano de vengarse para desahogar su odio"
-Ralph Steadman
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Que parecían no llegar nunca.
El tiempo pasaba, las cosas cambiaban, la gente crecía y cumplía sus sueños; Se iba. Pero nosotros seguíamos aquí, iguales que siempre.
Atrapados en el tiempo, en un abismo que poco a poco nos fue consumiendo. No crecíamos y no lo haríamos nunca; Estábamos muertos.
Poco a poco los años pasaban, las cosas cambiaban. Pasábamos de ver a la policía tratando de solucionar nuestro caso hasta al final solo quedamos como un archivo escrito en un papel. El cual al paso del año todos olvidaron.
No lo intentaron, las respuestas nunca llegaron y nuestro caso se enfrió como un glaciar. Todos perdieron el interés en saber que nos ocurrió.
Simplemente fuimos un caso más de los miles olvidados.
Todo el mundo nos olvido.
Éramos el tabú que nadie quería descifrar. Puesto que el miedo de saber que atrocidades ocurrió esa noche consumía a todo aquel que atrevía a preguntar sobre nuestras muertes.
Pasamos de ser una historia verídica a una simple historia que nadie creía.
Pero nosotros necesitábamos saberlo. Necesitábamos saber que nos ocurrió para ser libres. Para poder descansar teníamos que descubrir la verdad.
¿Quién fue nuestro Asesino? ¿por qué lo hizo?
Nuestras mentes estaban en blanco, el recuerdo desde tres meses antes de nuestras muertes era nulo.
¿Qué pasó en ese lapso de tiempo?
Tener que aceptar tu propia muerte, tener que aceptar que te asesinaron. Que simplemente ya no volverás a hacer lo que siempre fuiste. Que ya no vas a cumplir tus sueños, que ya nada de lo que hagas ni el dolor que sientas hará que vuelvas a estar vivo.
Los años fueron duros.
La muerte es pasajera, a todos les llega. Pero yo hubiera deseado poder vivir solo un poco más y no irme tan pronto.
A veces el destino obra de manera Cruel.
El primer día fue horrible. No entendíamos porqué nadie nos veía, porqué todos estaban llorando. Fue desconcertante ver a todos esos policías en el Internado.
Y cuando vimos a unos hombres con trajes blancos llevar en camillas cuerpos en bolsas plásticas nos asustamos.
Vi mi cuerpo, pero no era yo el de la camilla. Estaba irreconocible, destruido. Y no entendía como acabe en ese estado.
