𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐¹⁷𝐴𝑙𝑒𝑠𝑠𝑎𝑛𝑑𝑟𝑎

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[Canción de capítulo: sad song - we the kings]

La luna está llena de miradas que se perdieron buscando respuestas.

La luna está llena de miradas que se perdieron buscando respuestas

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Alessandra era literalmente una muñeca de porcelana.

Era demasiado hermosa.

Su piel era sumamente pálida, y el rubor de sus mejillas resultaban tiernamente. Incluso sus movimientos eran delicados y suaves. Su sonrisa era igual a la de su padre, y su cabello era igualito a el de Rapunzel.

Era una linda niña que aparentaba unos cinco años.

Pero Emily no podía sacar el nerviosismo de su cuerpo. No tenía idea de cómo podrían reaccionar los demás al verla, en especial sus padres.

¿la iban a reconocer? ¿podrían recordarla?

Y sobre todo iba a tener que cuidado, quizás con la vuelta de Alessandra alguno que otro recuerdo volviera. Tanto buenos como malos, incluso peores que esos. Podían quizás rememorar un capítulo tormentoso en su vida.

¿De qué manera iba a afectar ver a la niña para los demás?

—me tienen miedo...—susurro la menor con voz temblorosa— No me quieren cerca. Mamá y papá no me quieren.

Ese comentario casi hizo que Emily se derrumbara. Le dio demasiada tristeza, puesto que sabía que la culpa no era de Leo y Valery, pero tampoco de Alessandra. Después de todo los italianos perdieron el recuerdo de su querida hija.

—ellos te aman, solo que no podían verte pequeña. No sabían que eras tu. — la mayor trato de calmarla regalando una de sus mejores sonrisas.

—pero yo traté de decirles. Lo juro. — Arrugó el ceño sin entender.

—mira, sé que trataste preciosa. Pero tu mamá y papá no podían escuchar tu verdadera vos, no podían ver lo hermosa que eras. Pero ahora te prometo que si lo harán— la niña asintió sin dejar de sonreír.

Unos minutos después Emily recibió una llamada de Amelia, quien dijo que estaba junto a las demás en el Gimnasio. Y que convencieron a Valery para que fuera a ver a los chicos a su dormitorio.

La peliblanca bajo a la niña de sus brazos para no verse extraña caminando por el campus con los brazos extendidos. Puesto que recordó otra vez que nadie veía a la niña.

Se encaminaron juntas a aquel gimnasio, que décadas se vivió unos de los peores asesinatos de todo estados unidos. Alessandra estaba extremadamente feliz, soñó con este momento por mucho tiempo.

Ella solo quería ver sus padres y sus tíos. Quería jugar con ellos y quería que la amaran tanto como ella lo hacía; No deseaba estar sola ni un segundo más.

𝐈𝐧𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚𝐝𝐨 𝐀𝐢𝐠𝐧𝐞𝐫 ▪︎ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora