𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐³³𝑉𝑖𝑒𝑗𝑜𝑠 𝑎𝑚𝑖𝑔𝑜𝑠

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Vida sin amigos, muerte sin testigo.

Tocaron la campana indicando el segundo descanso

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Tocaron la campana indicando el segundo descanso.

Se me hizo imposible ponerle atención a la clase, no pude entender absolutamente nada de lo que dijo la profesora, estaba pensativo y lo que menos me importaba era la actividad de esa clase. La mujer de cabello rubio y ojos castaños me regaño varias veces, siendo que en ninguna de ellas le hice caso.

No pude y creía que de ahora en adelante no iba a poder.

Era como si estuviera en una película de terror, pero a diferencia de esta, que en máximas dos horas podías acabar y seguir con Ti vida; Esta no acababa.

Cada vez era más real, cada vez se volvía más siniestra, y yo sabía que todavía nos quedaba mucho antes de que esto terminara, me rehusaba a pensar cuanto tiempo me quedaba, era simplemente torturarme a mí mismo.

El saber que te queda poco tiempo de vida puede llegar a ser realmente aterrador.

No le temía a la muerte en sí, si no a lo que pudiera provocar esta. Como la misma iba a afectar a mi entorno, porque si al final del día mi fallecimiento contribuía a que todo esto acabara; Me iba a ir sin una sola gota de culpa en mi alma.

Solo prefería morir solo, que nadie pudiera verme, era detestable y sumamente estresante pensar que Amelia iba a tener que observar cómo me iba.

No quería eso.

—¿qué te pasa Polo?

Mire de reojo, la pelinegra caminaba a mi lado, casi colgada de mi brazo. Le sonreí buscando tranquilizarla, Amelia no dejaba de preguntarme que era lo que me estaba ocurriendo cada tres segundos, si es que seguía así de obvio los demás igual iban a notarlo.

Estaba de acuerdo con Thaiel y Cassey, si los demás se enteraban iban a hacer un caos.

Si mi destino era el morir en ese lugar, nadie ni nada iba a poder cambiarlo; Solo iba a ocurrir.

—no me pasa nada, lo juro — Le sonreí arreglando mi gorro—solo me duele un poco la cabeza, pero nada grabe.

Mentí.

Sus ojos verdes se achicaron, no estaba muy convencida, aunque de igual manera no comento nada más al respecto.

—si tú lo dices—respondió jugando con su collar.

Caminamos a fuera del edificio sin decir ni una mísera palabra. Estaba pensando en que haría con esta situación, si es que me iba a ir, lo haría sin ningún arrepentimiento; Me gustaba Amelia Hemmings.

Me gustaba mucho más que una simple amiga, me gustaba mucho más que su físico. Con ella me sentía bien, a gusto y como jamás lo hice con ninguna otra mujer. Era mucho más que atracción física; Yo estaba enamorado de ella.

𝐈𝐧𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚𝐝𝐨 𝐀𝐢𝐠𝐧𝐞𝐫 ▪︎ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora